Un mes más tarde, con cinco meses de embarazo, te encontraste observando desde la distancia cómo la Legión de Reconocimiento se preparaba para una de las misiones más importantes de su historia: la recuperación de Shiganshina. La atmósfera era tensa y llena de determinación, y aunque no podías acompañarlos en esta misión, cada movimiento, cada preparación, te hacía sentir una mezcla de orgullo y preocupación.
Levi, como siempre, estaba en el centro de los preparativos, dando órdenes, asegurándose de que cada detalle estuviera bajo control. Desde el lugar donde observabas, podías ver la concentración en su rostro, la seriedad en sus ojos y la autoridad en cada palabra que daba. Pero cuando se acercaba a ti, en esos breves instantes antes de volver a sus deberes, su expresión cambiaba a una mezcla de cuidado y cariño que solo tú conocías.
Una noche antes de la partida, Levi regresó a casa tarde, después de la última reunión estratégica con Erwin. Te encontró en la sala, esperándolo mientras fingías leer un libro para calmar tus pensamientos, aunque en realidad te costaba concentrarte en otra cosa que no fuera la misión que tenían por delante.
—¿Aún despierta? —murmuró Levi al entrar, con un leve tono de sorpresa.
Cerraste el libro y le sonreíste, dejando entrever la preocupación que habías intentado disimular.
—No podía dormir —admitiste en voz baja—. Sabía que volverías tarde, y... quería verte antes de que te fueras.
Levi se acercó y tomó asiento junto a ti, sus ojos cansados pero atentos mientras te miraba.
—Todo está listo —dijo en su tono firme, como si esas palabras fueran suficientes para tranquilizarte—. Erwin, el escuadrón... todos saben lo que está en juego.
Asentiste, aunque una parte de ti no podía evitar la angustia. Sin embargo, sabías que esta misión era necesaria; Shiganshina representaba una esperanza de victoria y un paso hacia la libertad de todos.
—Ten cuidado, ¿sí? —susurraste, tomando su mano y entrelazando tus dedos con los suyos.
Levi se inclinó hacia ti y, por un instante, apoyó una mano en tu vientre, su expresión pasando de la determinación a una suavidad rara vez visible en él.
—Volveré —dijo en voz baja, sus ojos fijos en los tuyos—. No importa lo que pase ahí afuera. Siempre volveré.
La certeza en su voz y el contacto de su mano te dieron una calma momentánea. Sin decir nada más, te abrazó con fuerza, como si quisiera grabar en su memoria ese momento antes de partir.
Al día siguiente, decidiste acompañar a Levi hasta Trost, desde donde la Legión de Reconocimiento partiría hacia Shiganshina. El ambiente estaba cargado de una energía diferente; esta vez, no había solo miedo en los rostros de las personas, sino una chispa de esperanza. Al llegar, observaste cómo los soldados comenzaban a posicionarse, subiendo uno a uno al muro, sus figuras destacando en el amanecer.
Cuando la Legión estuvo al completo, preparada para la marcha, algo inesperado sucedió: los ciudadanos que se habían congregado alrededor del muro comenzaron a aplaudir, mostrando su apoyo a la Legión, una muestra de respeto y admiración que nunca antes habías presenciado. La ovación resonaba en las calles de Trost, y los soldados, al principio sorprendidos, pronto comenzaron a responder con miradas de gratitud.
Levi, desde su lugar en el muro, te lanzó una última mirada. No hubo palabras entre ustedes, pero ambos compartieron un entendimiento profundo, una promesa silenciosa de que él regresaría.
Llenándote de valor, levantaste el puño al aire y gritaste, con toda la fuerza que tenías:
—¡Shinzo wo Sasageyo!
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LEVI X TU
RomanceTú y Levi sois los mejores amigos desde que teníais cinco años. Él se preocupa mucho por ti y te quiere, pero no lo confiesa ni lo demuestra porque tiene miedo al rechazo. Sólo es amable contigo, pero con los demás es un hombre frío.