CAPITULO 32

1 0 0
                                    

Un par de días después, tras asegurarse de que tanto tú como Haru estabais en perfecto estado, te dieron el alta. Al salir del hospital, te encontraste con una escena inesperada: todos vuestros compañeros estaban en la puerta, con una montaña de regalos y paquetes de comida en sus manos, con sonrisas enormes y ojos curiosos. Al verlos allí, no pudiste evitar sonreír, conmovida por el cariño y la alegría que irradiaban.

—¡Sorpresa! —exclamó Hange, levantando una caja envuelta en papel brillante—. Sabíamos que necesitabais un recibimiento a la altura.

Jean, Connie y Sasha también sonrieron, y Sasha, por supuesto, ya estaba rebuscando en una de las bolsas de comida.

—No íbamos a dejar que os fuerais a casa sin una celebración decente —dijo Armin, dándote una cálida sonrisa mientras observaba con curiosidad al pequeño Haru en tus brazos.

Levi, sosteniendo con una mano la bolsa que contenía tus cosas, lanzó una mirada de resignación fingida, pero en el fondo se notaba que estaba tan agradecido como tú.

—¿Todos estos regalos... son para Haru? —preguntaste, divertida y un poco sorprendida por la cantidad de cosas que habían traído.

—¿Quién más? —exclamó Connie, riendo—. Si el pequeño Ackerman no está bien equipado desde el principio, no hemos hecho nuestro trabajo como escuadrón.

Sasha, emocionada, te dio un abrazo rápido y miró a Haru, que dormía tranquilo en tus brazos.

—¡Es tan pequeño! —murmuró, conteniendo una risita nerviosa—. ¿De verdad es un Ackerman? Parece tan... ¡tranquilo!

—Por ahora, Sasha —respondió Levi, cruzándose de brazos con una sonrisa leve—. Dale tiempo.

—¿Qué os parece si venís a casa? Haru está deseando ver su hogar por primera vez, y nosotros... bueno, creo que necesitamos ayuda para terminar de llenarlo —dijiste, lanzándoles una sonrisa cómplice.

El grupo no dudó ni un segundo en aceptar, y pronto todos se encaminaron hacia la casa. Al llegar, el ambiente se llenó de risas y bromas mientras organizaban los regalos y la comida, y tus compañeros se turnaban para contemplar y admirar al bebé.

Levi, con Haru en brazos, observaba la escena en silencio, pero en su rostro había una expresión suave, casi imperceptible. Por primera vez, su hogar estaba lleno de las personas en las que confiaba, y el pequeño Haru, envuelto en una manta, era el centro de toda esa alegría.

—¿Y bien, capitán? —preguntó Hange con una sonrisa—. ¿Cómo se siente el orgulloso papá?

Levi resopló suavemente, pero en sus ojos brillaba una ternura que rara vez dejaba ver.

—Se siente... extraño, pero bien —admitió, mirando al pequeño Haru que descansaba en sus brazos—

Hange se rió, dándole un suave golpe en el hombro.

—¡Eso es prácticamente una declaración de amor viniendo de ti! —bromeó, mirando a los demás con complicidad.

Jean y Connie se acercaron para observar mejor a Haru, impresionados por el hecho de que alguien tan pequeño ya lograra captar la atención de Levi de esa manera.

—¿Sabéis? Creo que ya tiene esa mirada de "no te acerques" del capitán —bromeó Jean, intentando tocar la mano del bebé.

—Sí, y no me extrañaría que pronto aprenda a regañarnos también —añadió Connie entre risas.

Levi rodó los ojos, aunque no pudo evitar que sus labios se curvaran en una pequeña sonrisa. Con Haru en brazos y rodeado de vuestros compañeros, una tranquilidad que no había sentido en mucho tiempo lo envolvió.

LEVI X TUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora