Capítulo 14

18 4 0
                                    

Cuando mis ojos se abren otra vez, me encuentro en una habitación iluminada por la luz tenue de las velas. Estoy rodeada de rostros familiares, pero al principio nadie se percata de que he vuelto a la vida. Escucho la voz de Alaeddin Bey resonando en el aire, llena de alivio.

-Elçim Hatun, ya estás bien. Saturamos la herida y ha dejado de sangrar, gracias a Allah -dijo Alaeddin Bey, su expresión mezcla de preocupación y esperanza.

Con esfuerzo, trato de moverme, pero una punzada de dolor recorre mi costado. El recuerdo del ataque vuelve a mí, como un eco lejano, y siento la adrenalina inundar mis venas. La habitación comienza a tomar forma; a mi lado, Osman Bey, Malhun Hatun, Bala Hatun y mi padre me observan con ojos ansiosos.


-¿Dónde está Orhan? -pregunto, mi voz débil y entrecortada.

-Está fuera, esperando -responde una voz suave. Reconozco a Bala Hatun, que se acerca y toma mi mano con ternura-. Ha estado muy inquieto desde que te hirieron. Todos estamos aquí para ti.

Mis pensamientos se agolpan. La incertidumbre y el miedo se entrelazan en mi mente, pero el calor de la mano de Bala me reconforta. Me esfuerzo por recordar los momentos previos al ataque, la confusión, el sonido del combate, el sacrificio de nuestros guerreros.

-Necesito hablar con él -insisto, intentando levantarme, pero la debilidad me detiene.

-Descansa, Elçim. Ya vendrá -Alaeddin me tranquiliza-. Lo más importante es que te recuperes.

Mientras me recuesto en la almohada, cierro los ojos brevemente, agradeciendo por estar viva. La batalla ha dejado cicatrices, no solo en mi cuerpo, sino en el corazón de todos los que amo. El campamento, nuestro hogar, está lleno de peligros, pero la luz de la esperanza brilla intensamente entre nosotros.

Al abrir los ojos de nuevo, veo a Orhan entrar en la habitación, su rostro marcado por la seriedad.

-Elçim Hatun, qué bien que ya estés despierta. ¡MashAllah! -exclama al verme, su voz una mezcla de alivio y preocupación.

-Orhan Bey -fue lo único que salió de mis labios, apenas un susurro, mientras su presencia me envolvía en una calidez familiar. Recordé la angustia en sus ojos, cómo había estado a mi lado en mis momentos de mayor dolor.

A nuestro alrededor, todos observan nuestra interacción con una mezcla de expectación y alegría. La habitación está llena de miradas suaves, pero me doy cuenta de que no son los únicos que están atentos. La mirada de mi padre se agita, y al parecer ha encontrado la oportunidad perfecta para retomar un tema que ha estado en el aire.

-Ya que Elçim está mejorando, ahora debemos preparar todo para la boda, ¿verdad, Osman Bey? -dice mi padre, su voz firme y decidida, como si ya hubiera tomado una decisión sin consultar.

Osman Bey asiente, con una expresión seria que no oculta su alegría.

Osman Bey asiente, con una expresión seria que no oculta su alegría

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Entre el deber y el corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora