El camino hacia el rincón del campamento donde se llevaría a cabo la ceremonia parecía interminable. Sabía que todos los ojos estarían sobre mí, y aunque había intentado mentalizarme, el peso de lo que iba a suceder me resultaba abrumador. Cada paso hacia el lugar me hacía más consciente de la maraña de sentimientos que se agitaban en mi pecho: desilusión, dolor e incertidumbre, entrelazados con un deber al que no podía renunciar, aunque ahora me pesara tanto.
Al llegar, vi que todos ya estaban presentes en el rincón más amplio del campamento. Estaban sentados en el suelo cubierto de alfombras y cojines de colores vivos, con la luz cálida de las antorchas y la hoguera cercana proyectando sombras sobre sus rostros. El ambiente era solemne, y hasta el viento parecía respetar el momento, susurrando suavemente entre las tiendas y dejando en claro que cada palabra, cada gesto, quedaría grabado en la memoria de los presentes.
Mi padre se levantó, con el rostro iluminado por un orgullo profundo. Su voz resonó clara mientras decía:
—He visto este día bendito. Dos tribus kayis se han convertido en un solo estado; no podría pedir nada más en este mundo.
Su mirada se cruzó con la mía, y sentí una mezcla de amor y expectativa en sus ojos. Al escuchar sus palabras, noté la mirada de Orhan Bey sobre mí, fija y cargada de un sentimiento que no lograba descifrar.
—Eyvallah, eyvallah —respondió Osman Bey, inclinando ligeramente la cabeza en señal de respeto—. No te preocupes, tendremos días mejores juntos, inshallah.
Las palabras de Osman Bey parecieron calmar un poco la tensión en el ambiente, pero dentro de mí el peso seguía presente, recordándome que este compromiso iba más allá de mis propios deseos. Luego, Malhun Hatun tomó la palabra, con una sonrisa suave pero llena de firmeza:
—Al aceptar esto, nuestros hijos formarán una familia y darán el mayor apoyo a nuestro bendito sueño. Gracias, hijos míos.
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Entre el deber y el corazón
FanficHistoria Basada en Elçim Hatun y su historia en Kurulus Osman