Capítulo 23

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El campamento estaba iluminado por la luz cálida de las hogueras, y el murmullo de las conversaciones llenaba el aire. Los niños corrían de un lado a otro mientras las mujeres terminaban de colocar los últimos platos sobre la mesa comunal. Sentí un nudo en el estómago al acercarme, sabiendo que mi presencia aún generaba miradas de duda entre algunos miembros de la tribu. Sin embargo, Gonga, caminando a mi lado, me dio la fortaleza que necesitaba para enfrentar aquel momento.

Al terminar el iftar, Ulgen Hatun se acercó con su expresión seria pero cálida.
—Ven conmigo, hija. Es hora de preparar lo que se necesita para tu boda.

Mi corazón dio un vuelco. Asentí en silencio y la seguí hasta su tienda, donde varias telas finas y joyas estaban ya dispuestas. Las mujeres que estaban allí me recibieron con sonrisas amables, pero mi mente estaba en otro lugar.

Mientras Ulgen Hatun y las demás hablaban sobre los detalles del vestido, mi mente volvía a Holofira. No podía evitar imaginar cómo habría sido todo si las cosas hubieran sido diferentes, si Orhan hubiera podido elegir libremente.

—Pareces distraída —comentó Ulgen Hatun, mientras tomaba las medidas de mi cintura.

—Solo pienso en lo rápido que está pasando todo —respondí, esforzándome por ocultar mi verdadera preocupación.

Ulgen Hatun me miró por un momento, como si intentara leer más allá de mis palabras. Finalmente, habló con un tono que mezclaba sabiduría y firmeza:
—El destino a veces nos lleva por caminos que no elegimos, pero lo importante es cómo caminamos por ellos. Si esta es la senda que debes tomar, entonces hazlo con la cabeza en alto y el corazón fuerte.

Asentí lentamente, absorbiendo sus palabras. Tal vez no podía cambiar el pasado, pero podía elegir cómo enfrentaría el futuro. Con esa determinación, prometí a mí misma que haría todo lo posible para ser digna de esta nueva etapa, incluso si todavía llevaba las cicatrices de lo que se había perdido.

Mientras Ulgen Hatun ajustaba una de las telas alrededor de mi cintura, la entrada de la tienda se abrió ligeramente, dejando entrar una ráfaga de aire fresco de la noche. Levanté la vista y vi a Malhun Hatun y Bala Hatun entrar juntas, sus expresiones mezclando calidez y curiosidad.

—¿Interrumpimos algo? —preguntó Malhun Hatun con una sonrisa suave, sus ojos recorriendo las telas que colgaban por todos lados.

—No, llegaste justo a tiempo —respondió Ulgen Hatun sin detenerse en su tarea, sus manos expertas midiendo el largo del dobladillo.

Bala Hatun se acercó con pasos tranquilos, posando su mirada sobre mí con una mezcla de complicidad y seriedad.
—Te ves tensa. ¿Es por los preparativos o por algo más? —preguntó directamente, como siempre, con esa manera suya de llegar al fondo de las cosas.

Tomé aire profundamente, tratando de componerme.
—Es todo un poco abrumador. Esto... esto no era lo que esperaba.

Malhun Hatun se sentó junto a mí y colocó una mano suave sobre mi hombro.
—Entiendo cómo te sientes. Yo también pasé por esto cuando llegué aquí. Todo era nuevo, y parecía que el peso de las expectativas era más fuerte que mis propios deseos.

Sus palabras me ofrecieron un alivio inesperado, como si alguien finalmente entendiera lo que estaba sintiendo. Por otro lado, Bala Hatun, siempre más directa, habló con firmeza:
—Sabemos que este matrimonio no empezó como los cuentos que nos contaban de niñas, pero tienes la oportunidad de escribir tu propia historia. Lo importante es cómo elijas caminar este camino.

Ulgen Hatun, que había permanecido en silencio durante el intercambio, levantó la vista de las telas y asintió.
—Ambas tienen razón. Y recuerda, no estás sola. Las mujeres aquí sabemos lo que significa cargar con decisiones que no siempre fueron nuestras. Pero juntas, siempre encontramos la fuerza para seguir adelante.

Entre el deber y el corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora