Capítulo 17

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La intensidad en la voz de Orhan al intentar que Holofira abriera los ojos hacía que mi corazón se llenara de amargura. Cada palabra, cada súplica, resonaba como un golpe en mi interior.

-InsAllah, que nunca los abra -murmuré, al ver que mi cuchillo, que había caído de mis manos, ahora estaba en el suelo.

-¡Ya cállate, Elcim Hatun! -me gritó Orhan Bey, su mirada llena de ira me atravesaba como una daga. La rabia en sus ojos era tan palpable que, por un instante, me sentí pequeña ante él.

Bala Hatun intervino antes de que la tensión creciera aún más. Se acercó a mí y, con un gesto firme, señaló la puerta.

-Sal, Elçim -me ordenó, su voz serena pero firme

Salí de la habitación con el orgullo herido y los pensamientos revueltos. Sentía la presencia de Bala Hatun detrás de mí, sus pasos suaves y decididos. Sabía que me seguía no solo para vigilarme, sino también para asegurarse de que no cometiera más errores. Había visto mi reacción, y la decepción en sus ojos me dolía casi tanto como las palabras de Orhan.

Caminamos en silencio hasta la habitación donde Ayça Hatun estaba descansando, su rostro pálido y cansado. A su lado, Gonca Hatun le limpiaba el sudor de la frente, cuidándola con una paciencia admirable. Al verme, Gonca alzó la mirada, y sentí cómo su expresión cambiaba, percibiendo la tensión en mí.

-Debiste haberme dejado matarla, Bala Hatun -dije, todavía con resentimiento contenido-. Holofira atacó a mi cuñada. No merece estar aquí.

Bala Hatun me observó con una mezcla de tristeza y firmeza en sus ojos, pero antes de que pudiera responder, Gonca se giró hacia mí, desconcertada y molesta.

-¿Qué quieres decir con "matar"? ¿Qué has hecho, Elçim Hatun? -preguntó Gonca, dando un paso hacia mí, su tono lleno de incredulidad.

-No conoces a holofira, ella nunca haria algo asi.-dice Gonca con convicción, como si la sola idea de Holofira traicionando a los suyos fuera imposible.

-dice Gonca con convicción, como si la sola idea de Holofira traicionando a los suyos fuera imposible

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Sentí que la frustración hervía dentro de mí. No podía comprender cómo todos estaban tan cegados por Holofira. Para ellos, ella era intocable.

-Esta hatun los ha cegado a todos -dije, mirando a Gonca y a Bala-. Confían en ella sin reservas, y no ven el peligro que representa.

Bala Hatun suspiró, acercándose a mí. Su tono, aunque firme, mostraba un atisbo de compasión.

-Basta, Elçim. Estás actuando sin pensar. Sal y toma un poco de aire -me ordenó con calma, pero sin darme opción a replicar-. Aquí solo estás causando más daño que bien.

Suavemente, me empujó hacia la puerta. Miré a Ayça, a Gonca y a Bala antes de salir, sintiendo que, poco a poco, cada vez me distanciaba más de todos.

Salí de la habitación con el corazón agitado y la ira quemando en mi pecho. Caminé por los pasillos tratando de calmarme, pero cada paso que daba solo parecía intensificar el resentimiento que sentía. Todos defendían a Holofira, como si yo fuera la única que veía el peligro en ella. No lograba comprender cómo confiaban en alguien que solo había traído problemas y dolor.

Entre el deber y el corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora