La batalla final - Prue

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Ella había aceptado de buena gana luchar contra las dos reinas ya que al no poder morir la batalla iba a ser mucho más fácil. El rey la había informado de que el cetro de la Reina Roja le quitaría la vida si la alcanzaba y también le había dicho que la Reina Malvada no dudaría en hacerla pedacitos si le daba la oportunidad. Pero ella no tenía miedo de ninguna de esas dos cosas, así que se teletransportó a la carretera donde las villanas estaban causando estragos mientras se reían de su propia destrucción. Prue observó esperando a que se percataran de su presencia, ya que no tenía porque salvar aquel mundo. No era su mundo, y en cuanto todo aquello acabara ya nada de eso existiría. Pero su opinión cambió cuando vio que la Reina Roja iba a atacar a un mortal. Se apareció delante del inocente y creó un campo de fuerza que bloqueó el rayo mortífero del cetro de su atacante, que la miró sorprendida y bajó el cetro.

- Se acabó, queridas. -Dijo mientras el mortal se alejaba gritando.

- Vaya, vaya, vaya... ¡Grimhilde! Me temo que tendremos que parar la diversión un momento. Aquí hay una bruja que quiere morir...

La Reina Malvada apareció al lado de su aliada y escrutó a Prue con la mirada.

- Parece que es familiar del niño entromentido, se parecen muchísimo...

Era cierto, Prue y su hermano tenían muchos rasgos en común. La única diferencia eta que él había heredado la altura de su padre mientras que ella era tan pequeña como su madre.

- ¿A que habéis venido? -Preguntó Prue sin bajar la guardia.

- A mataros. -Dijo la reina malvada haciéndola levitar con su magia para luego estamparla contra una casa.

Se levantó y lanzó una bola de fuego contra su atacante que salió disparada hacia atrás por el impacto. Volvió a la carretera y alteró la gravedad de los pies de la Reina Roja y le quitó el cetro con su telekinesis. El arma cayó al suelo y rebotó con un sonido metálico y Prue dejó de mantener la gravedad alterada para lanzarse a por ella, pues si la conseguía tendría la batalla ganada. La Reina Roja no daba crédito de lo que había pasado y la reina malvada aún no se había levantado. Cogió el cetro, lo empuñó con seguridad y lanzó un rayo negro contra la Reina Roja que se vio obligada a saltar hacia un lado y rodar. Entonces intentó atacar pero la reina malvada se incorporó, alzó la mano abierta apuntando a una de las casas que aún seguían en pie y sus ventanas reventaron en mil cristales que dirigió hacia Prue moviendo el brazo hasta que estos se empezaron a clavar en su piel atravesando la carne y algunos incluso llegando al hueso. Su piel sangró y algunos de los cristales se le hundieron en los ojos, cegándola. No veía nada y el dolor le impedía pararse a escuchar. Sólo sintió el duro asfalto al caer al suelo y el frío que entraba en su cuerpo, frío como la misma muerte...

Pero ella no podía morir. Empezó a concentrar su poder sanador en sus ojos, los cristales salieron y los globos oculares se regeneraron instantáneamente. Luego se concentró en sus extremidades y el dolor cesó a la vez que las heridas desaparecían. Sanó sus órganos alcanzados por los afliados cristales y curó las últimas heriditas superficiales mientras se levantaba. Y cuando abrió los ojos completamente curados lo primero que vio fue el rostro descompuesto de la Reina Malvada y la ira en la cara de la Reina Roja.

- ¡Se ha curado! ¡Ha hecho trampas! ¡QUE LE CORTEN LA CABEZA! -Gritó exaltada.

Y cuando dio la orden sacó una baraja de cartas francesas y arrojó su contenido al suelo. Cuando los naipes terminaron su lenta caída se transformaron en guardias Con largas lanzas que se incorporaron y se empezaron a acercar a Prue.

El rey observó desde la ventana la batalla que Prue se había atrevido a librar en solitario. Admiraba su valentía, pero él sabía por que había aceptado ir a por las dos reinas, y el hecho de que Prue hubiera querido luchar contra algún enemigo más sencillo habría decepcionado profundamente al rey. Pero Prue nunca la había decepcionado sabía que esa no iba a ser la primera vez. Pero entonces se percató de que algo no iba bien: La Reina Roja había conseguido traer a su ejército desde el otro mundo con una sencilla técnica de transformación, y eso dejaba a su hermana del pasado en una desventaja numérica tan grande que incluso compensaría su poder de curación y la llevaría a la derrota. Así que cogió su teléfono móvil e hizo una llamada a su ejército.

Cuando Prue estaba acorralada contra una pared con los soldados de la reina deseando matarla se oyó una estampida ordenada de hombres andando acompañados del repiqueteo constante de sus armaduras de acero. Ella se giró y vio que eran caballeros con una flamante armadura negra y con espadas largas que se acercaban rápidamente, pero aún no estaba muy segura de si iban a socorrerla o a rematarla. Cuando estos llegaron al lugar de la batalla supo que eran amigos ya que empezaron a matar sin contemplamientos a todos los soldados-carta de la reina. Aprovechó la locura de la batalla para escabullirse y atacar de nuevo a la reina concentrando carga eléctrica en sus manos y expulsándola en forma de rayo que impactó contra su hombro y su pierna quemando la ropa y la piel.

- Oh, por favor... -Dijo la Reina Malvada observando con desprecio a la Reina Roja, que no paraba de chillar. -Creo que ya no me eres de ninguna utilidad, querida. ¿Sabes lo que significa eso? Que ha llegado la hora de quitarte del medio.

Sacó de la nada una reluciente corona de oro con brillantes gemas engastadas que parecían refulgir poder y se la puso en la cabeza.

- Con el poder que me dará esta corona no me va a costar nada destruirte...

- Estúpida... -Dijo la Reina Roja jadeante.

- ¿Osas insultarme? No habrá piedad para...

Algo hizo que interrumpiera su frase y la paralizó completamente. Entonces la reina se levantó a duras penas y empuñó su cetro amenazadoramente.

- La corona te deja sin poderes e impide que te muevas. Esperaba que te la pusieras más tarde, pero has adelantado tu propia ejecución.

Y tras decir eso hizo unos movimientos circulares y después lo agitó en dirección a la indefensa Reina Malvada formando un rayo negro que la alcanzó en el corazón y convirtió todo su ser en un montón de polvo excepto la corona que rebotó en el suelo con un sonidito metálico.

- Y ahora vas tú... Podras huir de la muerte, pero también puede sumirte en un sueño profundo...

Y empezó a disparar a diestro y siniestro rayos oscuros que Prue esquivó a duras penas. No estaba nada segura de que pudiera despertarse a si misma de un coma y si la alcanzaban sería el fin. Y cuando pensó que no había forma de ganar aquella pelea hubo un temblor ocasionado por un enorme tsunami que se acercaba a ellas rápidamente. Prue corrió sin dudar hacia la casa y creó una enorme esfera mágica que la protegió de los destrozos que la ola le habría causado. Entonces vio con su propios ojos como un ser mitad mujer mitad calamar enroscaba uno de sus látigos en torno al cuello de la Reina Roja y otro en torno a su cuerpo y estiraba hasta arrancarla la cabeza regando toda la acera con su sangre carmesí. Y no pudo hacer otra cosa que mantener el escudo y huir al sitio donde más segura se sentía.

Cuidado con lo que deseasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora