Capítulo 10: El mausoleo

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De un cajón de su escritorio sacó un colgante con una gema redonda negra rodeada de unas púas que se extendían havia fuera haciendo que pareciera un sol.
- ¿Un colgante? -Pregunté extrañado.
- No cualquier colgante. -Respondió él, esbozando una sonrisa arrogante.- Este colgante tiene el poder de arrebatarle los poderes a tu versión futura o pasada si estás en su mismo tiempo, evitando así el problema de los poderes divididos entre dos.
- Gracias, pero yo ya hice un conjuro con los mismos efectos.
- ¿Un conjuro? Bueno, de todos modos, quédatelo. A mi no me es útil, y tú siempre podrás darle un uso, teniendo en cuenta que perteneció al actual y despiadado rey.
- ¿Era mio? -Dije ojiplático mientras sostenía el colgante entre mis manos. - Ahora que lo dices, me resulta familiar... Espera, ¡Ya lo tengo! -Fui a echar mano a mi bandolera y me di cuenta de que no la tenía.- Es verdad, la dejé en casa... En fin, da igual. Creo que se que hacer con esto.
Y tras decir eso, di un golpe con mi cetro en el suelo y grité: "Colchón". Acto seguido agarré al desconocido del brazo y me tiré por el agujero del suelo, donde había un colchón que amortiguó nuestra caída.
Sabía perfectamente lo que tenía que hacer. Había visto una muesca con una forma similar a aquel colgante en la foto del mausoleo. Quizá me equivoque, pero puede que allí estén Prue y los demás. Eso dependía de que ellos hubieran encontrado la foto y de que hubieran llegado a la misma conclusión a la que llegué yo cuando la vi. Sinceramente, no sabía lo que había en ese mausoleo, pero cada paso que daba y cada pista que encontraba me dirigían a investigar allí.
Y así lo hice: Antes de que pudiera salir de mis pensamientos nos escontrábamos frente al mausoleo.
- Un mausoleo... Curiosa forma de enfrentarse al mal.
- Pronto lo entenderás. -Dije confiado.
Entramos en el mausoleo y empecé a examinar detenidamente las paredes hasta que encontré lo que buscaba: La muesca que, como yo sospechaba, tenía la misma forma que el colgante. Lo colqué cuidadosamente en el que parecía ser su lugar y, en contra de lo que yo pensaba, no ocurrió nada. ¿Y si no era una llave? ¿Y si era algo parecido como... Un botón?

Probé a apretarlo y, como sospeché, se hundió y provocó un gran estruendo bajo tierra. Moví la tumba hacia la derecha con la mente y vi unas escaleras oscuras y polvorientas.

- Alguien ha estado aquí y ha roto el hechizo que ocultaba estas escaleras.

- ¿Quién crees que ha sido?

- Tengo mis sospechosos, pero lo que no se es si todavía se encuentran dentro.

- ¿Lo comprobamos?

- Me gusta como piensas. -Dije, mientras bajaba las escaleras.

Las escaleras llevaban a una sala iluminada con antorchas con un marco dorado a modo de puerta hacia otra sala. Lo atravesamos y dimos a parar a otra sala, completamente opuesta, blanca y con columnas y, entre estas columnas y empotrados a la pared, varios muebles llenos de cajones. En la pared de enfrente de la puerta había una mesa sencilla de madera vieja con una cajita de terciopelo rojo y bordes dorados.

- Quizá nadie haya llegado aquí aún y simplemente fue el colgante el responsable de que se abrieran todas las puertas... -Pensé.

- Podría ser así. Pero, de cualquier modo, podríamos abrir la caja, solo por curiosidad... -Dijo él.

- ¡¿Pero cómo...?! -Pregunté, estupefacto.

- Los poderes se van desarrollando con el tiempo. Posiblemente tú también aprendas a leer la mente en un futuro... Ahora abre la caja, la incertidumbre me está matando.

Abrí la caja tal y como me pidió, pero dentro sólo había una foto mía vestido de rey. La sostuve entre mis manos y, como si fuera un flash, una imagen invadió mi mente:

Estaba entrando en la habitación en la que estaba ahora, donde residía la caja. Me situaba frente a un mueble, movía la mano rápidamente de derecha a izquierda y la estantería, haciendo el mismo movimiento pero con más lentitud, dejó al descubierto una puerta de madera.

- ¿Mark? ¡Mark! ¡Despierta!

Abrí lentamente los ojos y vi a aquel hombre del que aún no sabía ni el nombre intentando reanimarme.

- Estoy bien, estoy bien... -Dije, tratando de levantarme con su ayuda.

- ¿Qué te ha pasado?

- No lo sé. Bueno, me había pasado algo parecido alguna vez, pero nunca había sentido cosas tan fuertes...

- Eso es porque estás conmigo... -Dijo esbozando media ronrisa.

- Si... Bueno, no. Creo que ha sido al tocar la foto. Creo que estaba hechizada...

- "Para que puedas recordar" ... ¿Quién escribiría eso en una foto?

- Da igual, al menos por ahora. He visto una especie de habitación secreta que, si no recuerdo mal, está justamente... aquí. -Dije moviendo con la mente la estantería que ocultaba la puerta.

- ¿Cómo has sabido eso?

- Bueno... Desde que estoy aquí mi yo futuro me manda "visiones", cosas que él ve o ha visto en un pasado cercano. Pero creo que esto no ha sido obra suya.  No, él no podía hacerme sentir algo con tanta intensidad. Y menos me mostraría esta entrada... -Dije mientras cruzaba la puerta secreta.

Tras ella había una habitación opuesta a todo lo que había visto antes en ese tiempo. Las paredes estaban recubiertas de metal y era bastante pequeña, apenas tenía sitio para un escritorio, una silla que parecía realmente cómoda y decenas de pequeñas pantallas empotradas a la pared mostrando grabaciones en directo que aparentemente eras grabadas por cámaras de seguridad. En una de ellas había una mujer sentada en el suelo tirando una pelota débilmente contra la pared y recogiéndola una vez rebotaba una y otra vez. En otra, un bebé reía y jugaba con un peluche con forma de hada azul.

- Un momento... ¡Esa es la hija de Prue! -Dije, señalando la pantalla en la que salía el bebé.

- ¿Prue es tu hermana?

- Sí. Espera... ¿Qué le pasa a esa chica?

Señalé la pantalla donde salía la chica, que ahora estaba retorciéndose de dolor. Además, poco a poco su cuerpo se iba volviendo translúcido. 

- ¿Está desapareciendo? -Preguntó sorprendido.

- Eso parece. ¿Por qué podría ser?

- Bueno, tengo una teoría... -Captó la mirada que le lancé obligándole a continuar y siguió hablando.- Podría ser que esa mujer fuera la hija de tu hermana y que el rey haya raptado a su versión pasada para librarse de su versión presente. Si trae al bebé aquí y se queda el tiempo suficiente la historia cambiará y la versión presente dejará de existir.

- Pero eso es horrible...

- Y no solo eso. También desaparecerá del recuerdo de todas las personas que la hayan conocido. En tu caso esto no tiene relevancia, pero la Prue del presente olvidará que ha tenido una hija, y lo mismo pasará con el resto.

- Entonces tenemos que sacarla de ahí... Un segundo... ¿Ese es el rey? -Dije, señalando una pantalla que proyectaba la imagen de un pasillo del palacia por donde estaba paseando el monarca con pinta de confundido.- Pero es imposible... -Fijé mi vista hacia otra televisión donde salía la habitación de la torre.- Él sigue ahí, donde lo encerré.

- ¿Convertiste al rey en piedra y lo encerraste en su propia torre?

- Sí. ¿Por qué?

- Me gusta tu estilo. -Dijo, riéndose.- Bueno, si ese no es el rey desde luego se parece mucho. Un parecido así es imposible que se de de forma natural. Podría haber sido un conjuro para acceder al palacio o...

- Prue... Entonces si que pasaron por aquí... -Dije, estupefacto.

Cuidado con lo que deseasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora