Capítulo 31: Esperanza

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El beso fue cálido, tan cálido que aquel calor invadió todo mi cuerpo insuflándole vida, dulce como nunca me había besado nadie y apasionado y ansioso, transmitiendome esa sensación dentro de mi que sólo pedía más y más de aquello. Había tanta pasión en aquel beso que mi cuerpo casi se retorció de la excitación. Aunque era consciente de que ya había despertado del coma continué un poco más con los ojos cerrados disfrutando de las intensas sensaciones.

Abrí los ojos y vi el rostro de Alex sonrojado como posiblemente estaría el mío en aquel momento, ya que notaba las mejillas y las orejas ardiendo.

- Tú... —Pregunté atónito.

- Ni hay tiempo para explicaciones. Prue y Flora están luchando solas contra Maléfica y no durarán mucho si no vais con ellas. —Afirmó el rey de forma tajante.

- Me temo que ya es tarde para eso... —Dijo Flora apareciendo a nuestras espaldas.

En los brazos sostenía una manta de tela grande que posó sobre la mesa y retiró para mostrarnos el horror que ocultaba.

- Dios mío... —Dije horrorizado.

A partir de aquel momento dejé de oír los sonidos y de ver lo que estaba a mi alrededor. Sólo podía ver aquel montón de huesos carbonizados que sólo se podían relacionar con Prue si se miraba la cabeza, pues estaba quemada pero reconocible. Estaba muerta. Muerta. No podía devolverla a la vida, no podía traerla de nuevo ni despertarla de su sueño. Andy no podría curarla ni yo podía hacer un conjuro que deteniera el tiempo hasta que supieramos que hacer. No había vuelta atrás. Y entonces algo pasó. La enajenación tomó las riendas de mi cuerpo y se teletransportó hasta donde el dragón reposaba después de la carnicería en la que había participado. Noté algo en mi bolsillo: una nota de Prue donde decía que estaba perdida y un bote con un polvo brillante. Polvo de hadas. Me lo eché por encima y emprendí el vuelo mientras creaba un enorme mandoble de energía negativa tan afilado que podría cortar carne y hueso sin hacer apenas fuerza. Lo levanté por encima de mi cabeza mientras la bestia se preparaba para luchar, pero lo que ella no sabía era que aquella batalla no duraría más de dos segundos.

- ¡Que te corten la cabeza! —Grité, y el mandoble cayó sobre su cuello.

- Creo que voy a vomitar. —Dijo el rey apartándose del cadáver calcinado.

Holly se limitó a soltar un grito desgarrador, pero el dolor de Flora se había mezclado con la sorpresa:

- Antes no estaba así.

- ¿Cómo que no estaba así? —Dijo Holly aún en shock.

- Que la cabeza también estaba quemada. Cuando llegué solo quedaban un montón de huesos negros.

- ¿Insinúas que se está regenerando?

- Sé que es imposible Holly, pero es lo que veo.

- Prue es inmortal. —Dijo el rey cansado, como si aquel dato fuera obvio.— Cuando La Muerte se llevó a su versión futura también quiso llevársela a ella, pero se negó y la oscura diosa la castigó con la inmortalidad.

- La inmortalidad no es un castigo. —Dijo Holly atónita.

- Eso lo dices ahora. Pero mírala, está carbonizada de cuello para abajo y no puede morir. No quiero ni imaginarme el dolor que estará sintiendo, luchando por regenerar sus células una a una.

Holly y Flora se quedaron un momento en estado de shock. ¿Prue era inmortal? Eso explicaba su actitud temeraria rozando lo suicida que había tenido desde que despertó.

- No podrá curarse al completo ella sola. ¿Dónde está Andy? —Preguntó Flora.

- Aquí. —Dijo una voz en estéreo.

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