Capítulo 4: El Rey cruel

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- Lo más probable es que estén en algún lugar donde la magia no esté permitida. - Dijo un hombre.

- Cuan maleducado por nuestra parte, no nos hemos presentado. Me llamo Aura. -Dijo la mujer que me había atendido cuando estuve inconsciente.

- Yo soy Arthur. -Dijo uno de los hombres.

Arthur parecía sacado del mismo medievo. Tenía una barba blanca y poblada y una expresión seria que era apoyada por unos ojos pequeños y unas cejas pobladas.

- Yo me llamo Luna.

La voz fuerte de Luna me intimidó ya que no la había oído nunca. Su expresión ligeramente agresiva, sus ojos entrecerrados siempre alerta y su nariz aguileña mostraba que era una mujer con alma de líder.

- Yo soy el sumo sacerdote Julián.

La cara del sumo sacerdote estaba oculta bajo el gorro de la túnica azul marino que llevaba.

Prue, Andy y yo observamos a la mujer que quedaba por presentarse.

- Y ella es la suma sacerdotisa Mist. Es algo... reservada. -Dijo el sumo sacerdote como si nos hubiera leído la mente.

La abuela nos decía siempre que alguien que permanece callado esconde mucho poder.

- Bueno, una vez finalizadas las presentaciones nos gustaría proceder con la búsqueda de nuestras hermanas. -Dijo Prue con seriedad.

- Por supuesto. -Dijo el sumo sacerdote con el mismo tono. -Para saber donde están sería procedente...

Entonces mis oídos dejaron de captar sonidos y mis ojos dejaron de ver... Al menos la realidad.

Una habitación pintadas de negro con adornos reales por la pared y mi vista concentrada en un espejo. No controlaba mis movimientos, era como un sueño... ¿Un sueño? No, demasiado real para ser un sueño. Quizá una visión. Podía sentirlo todo tan nitidamente... Sentía la humedad de aquella habitación, el peso de los ropajes sobre mi cuerpo, y... El poder. Me sentía tan poderoso... Y me encantaba ser poderoso. De pronto sentí como mis labios se movían para pronunciar una frase:

-Espejito, espejito mágico

  Cuéntame ahora

  Que intrusos por mi reino moran.

Y por arte de magia una cara apareció dentro del espejo y comenzó a hablar:

- Majestad, como usted predijo, unos intrusos han llegado al reino desde el pasado y están muy decididos a cumplir su cometido.

- ¿Y está él?

- Si señor. Él viajó a través del portal. Pero aparecieron en lugares distintos, aunque no muy alejados entre ellos.

Un hombre vestido de paje irrumpió en la sala. Parecía cansado.

- ¡Majestad! ¡Hemos capturado a dos de los "indeseables"!

- ¡Deja de chillar y dime sus nombres, vulgar rata!

- Creo que se llaman Flora y Holly, Majestad.

- Muy bien. Ah, por cierto... -Moví la mano abierta en círculo y el hombre se transformó en una rata. -No vuelvas a irrumpir en mis aposentos.

- Majestad, ¿Ordeno a las tropas eliminarlos?

- ¿Eliminarlos? Por favor, no podemos eliminar a nuestros invitados de honor, no sería cortés. Manda una pequeña tropa a asustarlos un poco.

- ¡Mark! ¡Mark! ¡Despierta, Mark! -Dijo Prue, despertándome de mi trance.

De pronto estaba de nuevo en la habitación con Prue y Andy, tirado en el suelo desorientado y mareado. Me levanté y miré a mi alrededor.

Cuidado con lo que deseasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora