- ¡Te pillé, rata asquerosa!
- ¡¿Pero que narices haces?! ¡Quítate de encima!
Y en cuanto pronuncie esas palabras la mujer salió volando y se alejó de mi. Fue entonces cuando pude divisar su rostro: ¡Se trataba de Prue! Bueno, o eso creía. Lo cierto es que era claramente ella, su pelo azabache y largo, sus ojos ligeramente rasgados y sus labios gruesos acompañados de una nariz fina y afilada, todo dentro de una cara redondeada, pero su pelo estaba alborotado y mal cuidado, sus carnosas mejillas estaban sucias y su cara llena de cicatrices. Llevaba ropa ancha y desgastada de colores apagados cuando ella acostumbraba a vestir estrecho y llevaba una bandolera, parecía a la que llevaba yo (Pues yo siempre cargaba una de color marrón dónde guardaba las llaves, la cartera y, cuando investigaba algo, las pistas que me pudieran ser útiles) donde posiblemente guardara la cuerda con la que me había atado las manos.
- Tú... ¿Eres la Prue de este tiempo?
- ¡No intentes confundirme! -Dijo ella muy nerviosa. - He oído a tus caballeros rondar.
- Escucha... Te has confundido. Yo vengo del pasado y...
- Un momento... ¿Del pasado? Entonces debes de ser aquel del que habla la profecía... ¿Has leído el libro negro?
- Sí... ¿Quién lo escribió?
- No lo sé. Apareció un día. Leí el conjuro que estaba escrito pero no hizo nada, hasta que unas páginas después comprendí por que: Había escrita una especia de texto profético que decia que nosotros viajaríamos al futuro buscando a mi hija y libraríamos al mundo del yugo al que estaba expuesto.
- ¿Y dónde está ahora tu hija?
- Posiblemente el rey la tenga encerrada en un calabozo de alta seguridad. ¿Ellos consiguieron raptar a la niña?
-Me temo que sí.
- Pensé que la profecía era una farsa, por eso dejé que mi hija intentara destruir al rey. Él sabía que corría peligro, pues ella tiene mucho poder, y se encargó de encerrarla y de traer aquí al bebé que era ella para que su vida presente desapareciera.
- Un momento... ¿Dices que si la niña del pasado está aquí, la del presente desaparecerá?
- Sí. Al no estar donde debía estar el hilo de su vida cambia y la mujer que se conoce en este tiempo no existe. Es un plan maestro, muy propio de ti.
- ¿De mi?
- En el futuro tú te conviertes en el soberano del mundo, Mark.
Esas palabras me impactaron como si me hubieran tirado una piedra a la cabeza. ¿Yo, condenando a miles de brujas a muerte y gobernando con crueldad? No me lo trago. Nunca me había visto como una persona perfecta, pero desde luego no soy un traidor.
- Escucha. -Dije, recuperandome del shock.- Tenemos que salir fuera. Allí la Prue y el Andy del pasado me esperan.
La Prue del futuro asintió y bajó las escaleras. Fui a seguirla pero entonces encontré algo que no había visto antes... Una mesa vieja y, sobre ella, una cajita mediana roja con decoraciones doradas y algunas piedras engastadas. La curiosidad que me caracteriza me obligó a abrirla y menos mal que fue así, porque de lo contrario no habría encontrado una pista, una pista crucial...
- Está tardando demasiado, ¿No crees? -Dijo Andy.
- A ver si al final si que había algo dentro de la casa...
Prue abrió la puerta bruscamente y al entrar se topó de morros con su yo del futuro mientras yo bajaba unos pasos más atrás.
- ¿Pero tú...? ¿Yo? Nosotras... -Dijeron al unísono.
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Cuidado con lo que deseas
FantasyEn la vida de estos hermanos todo es "normal" (Si es que tener poderes mágicos y destruir bestias sobrenaturales continuamente puede llamarse normal) Hasta que la hermana mayor tuvo una preciosa niña y unos ladrones del futuro vinieron a robársela...