Capítulo 8: Reveses de fortuna

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No veía nada. No sentía nada. No era nada. Estaba suspendido en la nada, razonando sobre lo que acababa de ver. ¿Eran mis recuerdos? ¿Cuándo pasó eso? Realmente parecía un recuerdo, pero no tenía noción de que aquella escena hubiera ocurrido alguna vez. Enumeré los hechos: Una chica nueva en clase, una onda de energía, un hechizo que hizo olvidar a Prue que era una bruja... No, realmente no recordaba nada de eso. No entendía nada.

Entonces un agujero que me llevaba a la realidad me sacó de aquella nada y de mis propios pensamientos. Alguien me estaba despertando.

- Despierta. -Dijo una voz familiar.

Aún no veía nada, pero pude sacar fuerzas para pronunciar una frase:

- ¿Qué me pasa? -Dije con voz débil.

- Estás convertido en piedra. Parece que reconvertirte la boca no es suficiente para que puedas hablar. En fin, te liberaré.

Me ví a mi mismo, a mi yo del futuro, haciendo un movimiento envolvente con la mano frente a mi cara y sentí de nuevo la cabeza. Mis párpados se abrieron, agarrotados como si hubieran estado años sin moverme.

- ¿Qué es lo que acabo de ver?

- ¿Perdón?

- No te hagas el loco. Esos falsos recuerdos. Me los has implantado tú.

- Me temo que implantar recuerdos no entra dentro de mis aptitudes. Al menos desde que tú me quitaste mis poderes...

- ¿Y para qué me has librado de tu conjuro?

- Para que me respondas. ¿Cómo lo has hecho?

- Leí un conjuro.

- Eso es imposible. Todos los libros me los llevé yo.

- ¿Y por qué supones que lo leí en casa?

- No tienes otra fuente de información.

Sonreí arrogantemente.

- Bueno, quizá sí la tengas. Pero no te sirve de nada, ¿Sabes por qué? Porque estás encerrado en una prisión de piedra, en lo más alto de la más alta torre y no tienes oportunidad de salir. Y no intentes atacarme, porque tengo un colgante que me protege de toda magia.

- Contéstame una cosa: ¿A qué viene tu afán por las frases de cuento y la época medieval?

- Bueno, digamos que los cuentos han colaborado a la hora de convertirme en la persona que soy.

- Nunce leí cuentos.

- ¿Y quién dice que no lo hicieras en un futuro? -Se rió.- Respecto a lo de la época medieval, el pueblo era mucho mas dócil en esa época. Es una ventaja que no podía desaprovechar.

- ¿Y que pasó con la tecnología y los avances médicos?

- Bueno, supongo que se fueron junto con el siglo 21. -Soltó una risa malévola y se dispuso a salir del vacío habitáculo en el que nos escontrábamos, pero le detuve cerrando la puerta con mis poderes.

- ¿Que diablos te crees que haces? -Preguntó.

- Me temo que te equivocaste al decir que no podría atacarte, porque el colgante te protege de toda la magia menos la tuya... ¡Y casualmente la tuya la tengo yo!

Blanda carne y piedra dura

Libradme de esta sepultura.

En cuanto la piedra desapareció moví la mano haciendo un movimiento de despeje y el rey salió disparado a la otra punta de la redonda habitación. Entonces, cuando se levantó herido, hice un giro con el dedo índice y sus pies se convirtieron en piedra. Me acerqué a él y le robé el cetro.

Cuidado con lo que deseasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora