Hinata una pintora con peligrosas visiones que la llevan a pintar escenas de crímenes en las que poco o nada puede intervenir. Tras esas experiencias sufre unos estados de shock cuyo elemento dominante es el frío. Un frío interior que sólo un hombre...
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La tarde pasaba lentamente y Naruto mantenía un férreo control de sí mismo. No se inquietó, no protestó, ni profirió amenazas. Los detectives hacían su trabajo y no era culpa de ellos el que les llevase más tiempo de lo esperado hacer todas las verificaciones.
Naruto no estaba oficialmente detenido y a juzgar por la actitud de los detectives, ya no sospechaban de él o, al menos, no demasiado. Podría haberse marchado pero habría tenido que seguir recibiéndolos para responder a preguntas que les ayudasen a hacerse una imagen de las costumbres y los amigos de Sakura. Aunque llevaban un año separados, habían pasado cinco juntos y él la conocía mejor que sus padres.
Moegi había cancelado todas sus citas. Los padres de Sakura ya estaban instalados en el Plaza. Habló con ellos por teléfono, con el detective Nara escuchando y se disculpó por no poder verlos aquella noche. Los Haruno no estaban solos. Naruto oyó otras voces y supo que habían llamado a sus viejos amigos al llegar.
El deseo de llamar a Hinata era casi incontrolable y tenía que resistirse a él como fuera. En su conmoción por el asesinato de Sakura había olvidado su teléfono móvil y no podía saber si Hinata lo había llamado a ese número.
La sensación de estar desconectado de ella lo carcomía, era como si le faltasen partes de sí mismo. La necesitaba, necesitaba sentir la frescura de su personalidad, ver la transparente sinceridad de su mirada. Era injusto por su parte, ahora que Sakura había muerto, comparar a ambas mujeres, pero no pudo evitarlo.
Sakura procedía de un entorno privilegiado, la habían mimado y adorado, satisfecho todos los caprichos, siempre segura de que la amaban y Por eso había crecido egoísta, incapaz de tolerar las situaciones en las que no obtenía lo que deseaba. Fue innegablemente agradable y encantadora... por lo que esas situaciones no se dieron muy a menudo, pero cuando se dieron, explotó.
En cambio, por lo poco que Hinata le había contado, sus padres no le hacían ningún caso. La falta de sentimientos de su madre por los hijos era pasmoso. Conocía a la madre de Hinata aunque nunca la había visto.
Había conocido a ese tipo de mujeres. Como era artista, pensaba que eso la eximía de tener una conducta responsable. Probablemente se perdía en sexo y drogas indiscriminadamente y a saber a qué habría expuesto a sus hijos...
Hinata había crecido sin amor y se había alejado del dolor encerrándose en sí misma y sin permitirse establecer vínculos. Naruto sospechó que en otras circunstancias, sin la conmoción y el shock que le causaban esos episodios mediúmnicos, no le habría resultado tan fácil aproximarse a ella.
Lo habría mantenido a distancia durante meses. Pero, pese al ejemplo de sus padres o tal vez debido a él, se había alejado de un estilo de vida peligroso e inmaduro y convertido en una mujer moralmente fuerte.
No quería que lo ocurrido, la implicase más de lo que ya lo estaba. La pintura la implicaba. Si llegaba a pintar el rostro del hombre que estaba en pie junto a Sakura, y Naruto no dudaba de que lo haría, entonces tendrían que compartir ese conocimiento con los detectives.