"Tú fuiste desterrado y yo excluida de la sociedad, aunque no lo creas...somos iguales, tu y yo sufrimos en silencio porque a nadie le importa nuestro dolor, porque estamos malditos."
Comienzo: 27/10/24
Finalizó: 23/11/24
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La cima de la montaña estaba en silencio, un contraste inquietante después del espectáculo de poder de Haruka. La bruma helada envolvía el paisaje, mientras que las estructuras congeladas del palacio parecían inmutables y eternas, como si el hielo las hubiese atrapado en el tiempo. Aang, al lado de Haruka, aún tenía la respiración entrecortada, observando la obra titánica que ella había logrado.
Ambos se tomaron un momento para recobrar el aliento, el frío no solo cubría el palacio, sino también sus cuerpos, calando hasta los huesos. Sin embargo, en medio de ese entorno congelado, sus miradas tenían una calidez especial, un entendimiento mutuo del sacrificio que ambos estaban dispuestos a hacer por la paz.
─ Haruka… ─dijo Aang finalmente, rompiendo el silencio─. Has hecho algo increíble, pero ahora viene la parte más difícil.
Haruka asintió, sus ojos aún brillaban con determinación a pesar del agotamiento. No quedaba tiempo para descansar.
─ Estoy lista, Aang ─respondió ella, con una voz firme, pero en su mirada había una mezcla de serenidad y decisión─. Si mi destino es estar aquí contigo, entonces cumpliré mi papel.
Aang bajó la mirada un momento, procesando el peso de las palabras de Haruka. Sabía que ella no solo había venido como apoyo; su presencia era indispensable, y aunque eso implicaba un riesgo inmenso para ella, el Avatar no podía permitirse prescindir de alguien con su habilidad.
─ El tiempo se agota ─continuó él, alzando nuevamente la vista hacia el horizonte─. Debemos encontrar a Ozai antes de que logre reagruparse. El hielo te dio una ventaja, pero Ozai es poderoso.
Haruka estrechó los puños, sintiendo aún el frío que había liberado en su interior. Sabía lo peligroso que era el enemigo al que estaban a punto de enfrentar, pero no podía permitirse dudar. Su mirada recorrió la vasta extensión helada hacia el palacio y asintió una vez más.
─ Entonces vamos ─dijo Haruka, segura─. No voy a dejar que Ozai continúe con esto.
Sin decir más, ambos comenzaron a descender por el camino hacia el palacio. Los ecos de sus pasos sobre el hielo resonaban en la montaña, como si el mismo mundo estuviera conteniendo la respiración antes de la batalla.
Cuando llegaron a los primeros corredores congelados del palacio, se encontraron con Katara, Zuko y el resto del grupo que habían avanzado por otro lado, abriendo camino entre las zonas congeladas y cuidando que ningún soldado los interceptara. Zuko, al ver a Haruka y a Aang, respiró aliviado, pero su rostro se mantuvo serio.
─ No perdamos tiempo ─dijo Zuko, mirando a ambos─. Este es el momento que hemos esperado.
Katara se acercó a Aang y colocó una mano en su hombro, un gesto reconfortante.
─ Estamos contigo, Aang ─dijo ella, con una mirada firme y decidida─. Todos estamos aquí para ayudarte a terminar con esto.
Aang asintió, agradecido. Sabía que no solo era su batalla, sino la de todos ellos, y el vínculo que los unía era más fuerte que cualquier desafío que Ozai pudiera presentarles.