"Tú fuiste desterrado y yo excluida de la sociedad, aunque no lo creas...somos iguales, tu y yo sufrimos en silencio porque a nadie le importa nuestro dolor, porque estamos malditos."
Comienzo: 27/10/24
Finalizó: 23/11/24
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En Ba Sing Se, Iroh, Zuko y Haruka encontraron un respiro en su nueva vida. La ciudad, protegida por sus enormes muros, les daba una sensación de seguridad que no habían sentido en mucho tiempo. Aquí, entre calles llenas de movimiento y rostros desconocidos, comenzaron a construir una vida más tranquila, lejos de la persecución y de las llamas de su pasado.
Iroh había logrado abrir su propia tienda de té, la "Casa del Dragón de Jade", un lugar modesto pero acogedor. Con el tiempo, se fue ganando la confianza de los vecinos, quienes pronto reconocieron su habilidad para hacer el mejor té de la ciudad. Su especialidad, el té de jazmín, atrajo a clientes de todas partes del distrito, que llegaban no solo por el té sino también por la amabilidad de Iroh, quien siempre tenía una sonrisa y un consejo sabio para todos.
Zuko y Haruka también ayudaban en la tienda. Zuko, aunque todavía tenía cierto orgullo, trataba de adaptarse, sirviendo té a los clientes y atendiendo las mesas con seriedad. A veces, se le veía en la parte trasera, aprendiendo a preparar las bebidas bajo la atenta guía de su tío. Haruka, por su parte, atendía a los clientes con una sonrisa cálida y manejaba la caja, siempre asegurándose de que la tienda estuviera en orden y bien abastecida.
Un día, mientras los tres estaban ocupados, la tienda comenzó a llenarse más de lo habitual. Zuko, concentrado en llevar un par de tazas a una de las mesas, suspiró un poco, sintiendo el peso del trabajo. Haruka lo notó y le dedicó una sonrisa de apoyo mientras arreglaba las mesas vacías.
─Aún no me acostumbro a tanta gente… ─murmuró Zuko cuando regresó al mostrador junto a ella.
─A veces resulta agotador, pero piensa que cada persona aquí está disfrutando de algo que has ayudado a crear ─le dijo Haruka en un tono suave, dándole una palmada en el hombro.
Zuko soltó un leve suspiro y asintió, encontrando consuelo en sus palabras.
Mientras tanto, Iroh, detrás del mostrador, observaba la interacción entre los dos con una sonrisa pícara. Era evidente que su sobrino estaba más tranquilo desde que Haruka había llegado a su vida, y eso lo llenaba de satisfacción.
Esa noche, cuando el flujo de clientes empezó a disminuir y la tienda quedó en silencio, los tres comenzaron a recoger y limpiar el lugar. Haruka acomodaba las sillas mientras Zuko barría el suelo, y Iroh cerraba la caja con una sonrisa de satisfacción.
─Hoy ha sido un buen día, ¿no creen? ─dijo Iroh, mirando a los dos jóvenes.
Zuko y Haruka intercambiaron miradas y asintieron.
─Sí, tío ─respondió Zuko─. Fue un buen día.
La vida en Ba Sing Se, aunque sencilla, les había brindado una paz que nunca imaginaron.
Esa misma noche Haruka se estaba alistando para tomar un baño y relajarse luego de un día largo de trabajo en la tienda de té familiar, las suaves prendas descansaban en sus brazos mientras se dirigía al baño, pero antes de poder llegar Zuko la detiene abrazándola por la cintura.