Capítulo 15: ¿Donde esta el Avatar Aang?

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Un año había pasado desde la desaparición de Aang

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Un año había pasado desde la desaparición de Aang. La Nación del Fuego había seguido avanzando, y el impacto de la derrota temporal del Avatar resonaba en cada rincón del Reino Tierra. Sin embargo, en un pequeño poblado alejado de la guerra, la vida había encontrado una tregua tranquila para Zuko y su familia.

Ayşe, la pequeña hija de Zuko y Haruka, ya tenía un año y había llenado el hogar con su risa y curiosidad constante. Ahora que daba sus primeros pasos, parecía incansable, correteando por la pequeña casa y enredándose en las piernas de cualquiera que estuviera cerca. Su cabello oscuro y sus ojos dorados recordaban a Zuko cada vez que la miraba cuánto había cambiado su vida.

Iroh y Haruka trabajaban a tiempo completo en la tienda de té. Iroh había convertido el lugar en el mejor del pueblo, y la clientela siempre volvía, atraída no solo por la calidad del té sino también por la calidez de los dueños. Haruka disfrutaba la paz que el trabajo le traía, aunque, cuando Ayşe demandaba atención, no dudaba en dejar el té a un lado para atender a su hija.

Por otro lado, Zuko había encontrado otra forma de contribuir. Además de ayudar en la tienda, había comenzado a trabajar en unos cultivos fuera del pueblo. Pasaba sus mañanas y tardes cuidando las plantas y asegurándose de que la cosecha creciera fuerte. Era un trabajo físico, pero eso le daba un propósito y le permitía desconectarse de sus preocupaciones, además de asegurar alimento y recursos para su familia.

Esa tarde, mientras el sol bajaba, Zuko terminó su jornada en los cultivos y regresó a la tienda para ver a su familia. Al entrar, vio a Haruka detrás del mostrador, atareada sirviendo té a los últimos clientes del día. Ayşe estaba en brazos de su tío Iroh, riéndose mientras él la hacía rebotar.

─Bienvenido de vuelta, sobrino ─lo saludó Iroh con una sonrisa─. Ayşe ha estado esperándote. No dejaba de señalar la puerta como si supiera que pronto regresarías.

Zuko sonrió, dejando a un lado la carga del día y acercándose para acariciar la cabecita de su hija. ─Hola, pequeña ─le susurró mientras ella reía y estiraba los brazos hacia él─ ¿Te has portado bien con tu mamá y tu tío?

─Es una buena chica ─dijo Haruka, acercándose con una sonrisa cansada─. Aunque parece que cada día tiene más energía. No sé de dónde la saca.

─Tal vez la sacó de ti ─respondió Zuko en tono de broma, robándole una sonrisa a Haruka antes de darle un beso en la frente.

Iroh observó a la joven familia con una mirada cálida y orgullosa. Habían pasado por tanto, y aún así, habían encontrado un respiro en aquella vida sencilla. Aunque el mundo fuera inestable, en ese rincón del Reino Tierra, ellos habían construido algo duradero.

Mientras cerraban la tienda y se dirigían a casa, Zuko pensó en cómo había cambiado su vida desde que dejó atrás la Nación del Fuego. Ahora, más que un príncipe, se sentía un hombre común, alguien que trabajaba duro por su familia y que encontraba paz en los momentos más simples. Y aunque la sombra de su pasado seguía presente, al mirar a Ayşe y a Haruka, sabía que no cambiaría nada de su vida actual.

𝐋𝐚 𝐝𝐚𝐦𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐌𝐚𝐥𝐝𝐢𝐜𝐢𝐨𝐧 ᵖʳᶤᶰᶜᶤᵖᵉ ᶻᵘᵏᵒ ˣ ᵒᶜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora