"Tú fuiste desterrado y yo excluida de la sociedad, aunque no lo creas...somos iguales, tu y yo sufrimos en silencio porque a nadie le importa nuestro dolor, porque estamos malditos."
Comienzo: 27/10/24
Finalizó: 23/11/24
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Esa noche, Haruka se acomodó en la cama, sintiendo el suave roce de las sábanas en su piel. La luz de la luna entraba por la ventana, iluminando la habitación con un brillo plateado que le daba un aire mágico. Mientras se acomodaba, Zuko se sentó a su lado, observándola con una mezcla de admiración y preocupación.
─¿Te sientes bien? ─preguntó Zuko, su voz suave pero llena de atención.
Haruka asintió, pero también había un leve indicio de cansancio en sus ojos. Los últimos días habían estado llenos de cambios y emociones intensas, y aunque se sentía feliz, el agotamiento comenzaba a hacerse notar.
Zuko, viendo que Haruka necesitaba algo de consuelo, se inclinó hacia ella. Con delicadeza, comenzó a acariciar su vientre, su mano cálida y firme se posó sobre la curvatura de su abdomen. Era una acción íntima, casi sagrada, y sentía que cada roce le conectaba más con la vida que estaba dentro de ella.
─A veces no puedo creer que haya una vida ahí ─murmuró Zuko, con la mirada fija en su mano─. Parte de ti, parte de mí.
Haruka sonrió, sintiendo que su corazón se llenaba de amor por Zuko y por la pequeña vida que estaban creando juntos. La forma en que él la miraba, la forma en que acariciaba su vientre, la hacía sentir como si estuvieran compartiendo un secreto maravilloso.
─Es asombroso, ¿verdad? ─respondió ella, su voz suave y llena de ternura─. Nunca imaginé que llegaría a ser madre tan pronto, pero… estoy emocionada.
Zuko asintió, sintiendo que una calidez le llenaba el pecho. Era un sentimiento nuevo, uno que no había experimentado con tanta intensidad antes. A medida que sus dedos recorrían la suave piel de Haruka, se dio cuenta de lo profundamente comprometido que estaba con ella y con su futuro juntos.
─Prometo que haré todo lo posible para protegerte a ti y a nuestro hijo ─declaró Zuko, su voz grave y seria─. No importa lo que suceda, siempre estaré a tu lado.
Haruka sintió una oleada de emoción. Zuko siempre había sido su protector, pero ahora había una fuerza renovada en su promesa. Ella se acercó un poco más a él, sintiendo su calor, y colocó su mano sobre la de él, que todavía estaba acariciando su vientre.
─Yo también lo prometo. Vamos a hacerlo juntos ─dijo ella, su mirada reflejando una confianza inquebrantable.
En ese momento, Zuko sintió que todas las dudas que había tenido se desvanecían. La vida que estaba creciendo dentro de Haruka era un nuevo comienzo, un nuevo propósito. Miró hacia ella y vio la determinación en su rostro, así como el amor que compartían.
─¿Te gustaría que le diéramos un nombre? ─preguntó Zuko, sintiéndose un poco atrevido pero emocionado por la idea.
Haruka lo miró con sorpresa, pero también con una sonrisa.
─¿Ya? ¿No es un poco pronto? ─bromeó, pero sus ojos brillaban.
─Tal vez. Pero si estamos haciendo esto juntos, deberíamos empezar a pensar en el futuro ─respondió Zuko, sintiendo que el nerviosismo lo invadía.