El sol estaba en su máximo esplendor, las aguas extrañamente estaban en calma y el barco del Príncipe Zuko avanzaba sin prisa, algo curiosamente extraño en esos días. Iroh estaba en su propio mundo haciendo té para su sobrino y tripulación, amaba el té.
Zuko estaba en su camarote viendo mapas y más mapas,llevaba días sin dormir y sus ojos ya se cerraban por si solos, las figuras que conforman los mapas parecían cada vez más distantes, más confusas y sin sentido alguno, ante los ojos del príncipe parecía que el mapa se borraba por sí sólo. Pero era una mala jugada de su falta de sueño, decidió dejar todo de lado y acostarse en su cama, aunque durmiera su mente nunca estaba en paz.
─Príncipe Zuko ─Uno de sus tripulantes le habla e hace una reverencia. ─Su tío lo espera en cubierta para tomar el té
─Dile que en unos minutos estaré ahí
El tripulante se fue dejándolo solo una vez más, Zuko jamás aceptaba tomar té con su tío, no tenía tiempo para perder en esas cosas, necesitaba al avatar...pero no habían señales, aunque lo quería con todo su ser empezaba a cansarse de esperar y esperar, nadie a visto al avatar en años ¿porqué él pensaba que lo iba a encontrar?. Ese día decidió relajarse lo más que pudiera, quería un momento para calmar su atormentada mente y disfrutar de un té con su tío.
Porqué incluso las estatuas se desmoronan si se las hace esperar, y Zuko ya empezaba a cansarse a perder la poca esperanza que alguna vez tuvo dentro suyo, dentro de su corazón roto.
─Príncipe ─Iroh sonríe y le sirve té.─Me alegra que estés aquí, es un día hermoso para beber té al aire libre
─Sí...gracias tío
─Algo te mantiene pensativo, te conozco. ¿Qué es aquello que te roba el sueño?
─Tengo tanto miedo de haber sellado mi destino...─Susurró Zuko, el cansancio era evidente en su voz.─ Nada me sale bien, tío...siento que solo soy un pisapapeles de la vida, de mi padre...y de mi mismo
Iroh lo observó con una mirada suave, pero llena de sabiduría. Dejó su taza de té en la pequeña mesa de madera, y puso una mano en el hombro de su sobrino, transmitiéndole un calor paternal que Zuko rara vez experimentaba.
─Zuko, en la vida todos enfrentamos pruebas ─dijo Iroh con voz calmada─. Algunas veces, esas pruebas nos hacen cuestionar quiénes somos y hacia dónde vamos. Pero también son una oportunidad para encontrar nuestra verdadera fuerza, incluso si no podemos verla en este momento.
Zuko apretó los labios y miró su taza de té, sin apenas probarla. A su mente venía la imagen de su padre y el desprecio en sus ojos, el dolor de su exilio, y las palabras hirientes que le habían repetido desde niño. No era más que una sombra en el fuego de la Nación del Fuego, un príncipe desterrado, sin honor ni propósito.
─¿Y si... si todo esto es una pérdida de tiempo? ─preguntó Zuko en voz baja, sus dedos temblaban ligeramente alrededor de la taza─. A veces pienso que nunca cumpliré mi destino. Que mi padre solo me exilió para deshacerse de mí. ¿Cómo puedo recuperar mi honor... si siento que ni siquiera tengo uno?
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𝐋𝐚 𝐝𝐚𝐦𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐌𝐚𝐥𝐝𝐢𝐜𝐢𝐨𝐧 ᵖʳᶤᶰᶜᶤᵖᵉ ᶻᵘᵏᵒ ˣ ᵒᶜ
Hayran Kurgu"Tú fuiste desterrado y yo excluida de la sociedad, aunque no lo creas...somos iguales, tu y yo sufrimos en silencio porque a nadie le importa nuestro dolor, porque estamos malditos." Comienzo: 27/10/24 Finalizó: 23/11/24