Capítulo 08: Latidos del amor

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Zuko se encontraba en su camarote, la suave luz de una lámpara iluminaba la pequeña mesa donde había dispuesto un cuaderno de hojas amarillas y una pluma que había encontrado entre los suministros del barco

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Zuko se encontraba en su camarote, la suave luz de una lámpara iluminaba la pequeña mesa donde había dispuesto un cuaderno de hojas amarillas y una pluma que había encontrado entre los suministros del barco. Aunque el sonido del mar y el crujir de la madera del barco lo acompañaban, su mente estaba en otro lugar. Estaba pensando en Haruka, en su risa, en cómo su presencia iluminaba incluso los días más oscuros.

Había tenido clases de escritura en el palacio, aunque en aquel entonces no había prestado demasiada atención. Su mente siempre había estado ocupada en complacer a su padre o demostrar su valía como príncipe. Pero ahora, lejos de esas presiones, sintió que era el momento de practicar, no solo para mejorar sus habilidades, sino porque había algo más profundo que lo impulsaba.

Zuko tomó una respiración profunda y comenzó a escribir:

En la noche silenciosa, bajo el manto estelar,
un reflejo de hielo y fuego se hace realidad.
Ella, que danza entre sombras de desolación,
con su luz y su magia, enciende mi corazón.

Se detuvo un momento, frunciendo el ceño. Las palabras no eran perfectas, pero eran sinceras. Decidió seguir, dejando que sus pensamientos fluyeran libremente.

Eres fuerza y calma, una tormenta serena,
en cada mirada tuya, mi alma se llena.
Misterios de un pasado, que aún pesa en el viento,
pero en tu cercanía, encuentro el aliento.

Mientras escribía, recordaba los momentos compartidos: las risas en la cubierta, las batallas que habían enfrentado juntos, y cómo ella siempre había estado a su lado, firme y decidida. Era su compañera en cada paso de esta incierta travesía, y su corazón latía más rápido al pensar en ella.

Con cada tormenta que enfrentamos en este mar,
tus ojos son faros que me invitan a amar.
En el frío de la noche, tu calidez me abriga,
y en este viaje incierto, eres mi única guía.

Zuko se detuvo nuevamente, su pluma reposando sobre la página. La sinceridad de lo que había escrito le hizo sentir una mezcla de emoción y vulnerabilidad. No estaba acostumbrado a abrir su corazón de esa manera, pero Haruka había cambiado eso en él.

Finalmente, cerró los ojos por un instante, dejando que sus sentimientos fluyeran sin inhibiciones. Con un profundo suspiro, continuó.

Eres la nieve que danza, suave y delicada,
en un mundo de fuego, tu esencia es sagrada.
No importa cuán lejos nos lleve el destino,
siempre serás tú, mi norte divino.

Con esas palabras, Zuko supo que había capturado lo que sentía. Lo que había comenzado como un simple ejercicio se había transformado en una confesión de su corazón. No había necesidad de ser perfecto; la verdad detrás de cada palabra era lo que realmente importaba.

Mientras terminaba el poema, Zuko sintió una paz interior. Sabía que, aunque su camino era incierto y estaba lleno de desafíos, Haruka era una constante que lo impulsaba a seguir adelante. Con una sonrisa, se recostó en su cama, sintiéndose más ligero, como si hubiera compartido un secreto con el universo.

𝐋𝐚 𝐝𝐚𝐦𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐌𝐚𝐥𝐝𝐢𝐜𝐢𝐨𝐧 ᵖʳᶤᶰᶜᶤᵖᵉ ᶻᵘᵏᵒ ˣ ᵒᶜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora