Capítulo 20: Un camino destinado

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Aang respiró profundamente, sintiendo cómo el peso de la situación recaía sobre sus hombros

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Aang respiró profundamente, sintiendo cómo el peso de la situación recaía sobre sus hombros. La guerra, el destino del mundo, y ahora, la vida de sus amigos y la de Haruka, que había arriesgado tanto por él, todo estaba en sus manos. Con la incertidumbre nublando su mente, tomó una decisión impulsiva pero necesaria.

─Es hora de entrar en el estado Avatar ─murmuró para sí mismo.

Haruka lo observó con preocupación, sabiendo que él no lo hacía sin una razón. En ese momento, Aang cerró los ojos y comenzó a meditar. Una onda de energía pura, luminosa, se extendió desde su cuerpo, iluminando la celda de manera brillante. Las corrientes de aire se agitaron a su alrededor, y el templo que los rodeaba parecía temblar, como si respondiera a la presencia del Avatar. Cuando sus ojos se abrieron, ya no había rastro del joven Aang. En su lugar, se encontraba la figura imponente del Avatar, rodeado por la energía que manifestaba la conexión con los elementos.

Haruka se apartó, sintiendo una presencia ancestral llenar el aire. Sabía que Aang estaba buscando algo más grande que él mismo, y no podía hacer nada más que esperar y observar en silencio. Pero su mente no estaba tranquila. Mientras él se encontraba en su estado Avatar, Haruka estudiaba las posibles salidas, buscando alguna manera de escapar sin ser detectados por los guardias. La celda estaba aislada, pero su instinto le decía que no podían ir por la entrada principal.

En el reino de los espíritus, Aang flotaba, rodeado de las siluetas de las vidas pasadas del Avatar. Sus rostros eran familiares y sabios, pero el que se adelantó con un brillo inconfundible fue un anciano con la mirada llena de misterio. Aang lo reconoció al instante.

─Avatar Roku ─dijo con respeto, inclinándose levemente.

El espíritu de Roku asintió.

─Aang, tu camino es oscuro, pero hay una fuerza mayor que puede ayudarte. Una energía olvidada, una que tiene el poder de cambiar el curso de esta guerra.

Aang frunció el ceño, sin entender completamente.

─¿De qué hablas? ¿Qué puedo hacer para detener a Ozai y restaurar el equilibrio?

Fue entonces cuando una voz profunda, resonante, se unió a la conversación. Era una presencia que Aang no había sentido antes, pero que en su interior conocía como parte del ciclo eterno.

─El Avatar no es el único ser que puede restaurar el equilibrio ─dijo la voz, suave pero llena de autoridad. De repente, una imagen apareció en la neblina del reino espiritual, mostrándole a Haruka, su rostro sereno pero firme, mientras miraba al cielo como si escuchara algo solo ella podía entender.

Aang sintió un escalofrío.

─¿Ella? ¿Haruka? ─preguntó, confundido.

El espíritu continuó, su tono profundo y lleno de sabiduría.

─Ella es la reencarnación del Dragón del Invierno, Oxus. Su alma fue asesinada hace muchos años por la Nación del Fuego, pero ha renacido en ella. Su poder es tan grande como el tuyo, Aang, pero con una misión distinta. Su propósito es vengar la muerte de su antepasado, y restaurar el equilibrio que la Nación del Fuego alteró.

𝐋𝐚 𝐝𝐚𝐦𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐌𝐚𝐥𝐝𝐢𝐜𝐢𝐨𝐧 ᵖʳᶤᶰᶜᶤᵖᵉ ᶻᵘᵏᵒ ˣ ᵒᶜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora