En el universo de Isekai Mao no Ekuripsu, existen varios mundos entrelazados con uno en común: Fantom, un planeta tres veces más grande que una estrella solar. Cada uno de estos mundos alberga a diversos dioses y razas, cada cual con sus habitantes y culturas únicas. La guerra entre los dioses comenzó por la ambición de todos ellos de conquistar Fantom, ya que este mundo carecía de deidades propias, y cada dios deseaba hacerse con su control. Esto desató una serie de conflictos en los que los dioses y sus seguidores lucharon por establecer su supremacía.
Con el tiempo, las alianzas se forjaron, y varias razas tomaron continentes enteros como territorios propios en *Fantom*. Sin embargo, las guerras y las diferencias entre ellos no cesaron. Finalmente, alcanzaron un acuerdo: la raza que lograra acumular más dioses aliados sería la victoriosa en esta contienda.
Los humanos, deseosos de obtener ventaja, comenzaron a investigar el origen de los dioses. Descubrieron que muchos de estos surgían de desastres naturales o de la fe de criaturas con conciencia. Entonces, surgió una idea audaz: ¿qué pasaría si pudieran crear sus propios desastres naturales? ¿Y si pudieran dar origen a sus propios dioses? Así, seleccionaron estatuas y comenzaron a rendirles culto, creando de esta forma a los dioses primarcas. Los humanos recibieron bendiciones de sus nuevos dioses, lo cual les otorgó una ventaja significativa en las guerras, consolidándolos como una de las razas más poderosas y con mayor adaptabilidad en Fantom. Gracias a su devoción, pudieron acceder a múltiples protecciones y beneficios que los fortalecieron en la batalla.
De esta manera, se decidió que la raza humana sería la dominante, y sus dioses tomaron el control de *Fantom*. Sin embargo, un suceso inesperado sacudió esta aparente hegemonía: uno de los héroes convocados a luchar fue atacado y perdió a su familia en el proceso. Movido por un profundo deseo de venganza, aquel héroe juró que si los dioses no le devolvían a su familia, él destruiría el mundo junto con ellos.
Los dioses, confiados en su poder, ignoraron su amenaza. Pero la furia del héroe se hizo evidente cuando destruyó una pequeña ciudad; luego, un reino entero; y finalmente, llevó su devastación a todo un continente. Fue entonces cuando los dioses comenzaron a tomarlo en serio, pues comprendieron que aquel héroe representaba un peligro real. Así comenzó la historia de la Ascensión del Héroe Loco, quien se rebeló no solo contra los dioses, sino contra el propio mundo.