Mily: tily, tily, Oonisan me contó sobre un ave llamada gallina. ¿Quieres saber más?
Tily: ¿Gallina?
La pequeña niña conejo se llevó una mano a los labios, mostrando una expresión pensativa. Si niichan lo dice, debe ser cierto. ¿Qué más dijo Niichan?
Mili: Fufu. Oonisan me explicó que es un ave muy especial, una amiguita con plumas que también es comestible, aunque suena extraño. Es como tener dos cosas en una.
Los ojos de tily resplandecieron al oír la palabra "comestible" y su pequeña naricita se arrugó curiosa.
Mily: Podríamos intentar criar algunas aves de estas gallinas para Oonisan, y él podría cocinarnos esos platillos que él llama "nuggets". Son un tesoro culinario de su tierra natal.
Tily: ¿Un platillo de dónde viene Niichan? ¡Definitivamente quiero probarlo y compartirlo con él!EMily: Tienes toda la razón, Lily. Estoy segura de que con tu ayuda podremos encontrar a la gallinita en el bosque.
Media hora después, las tres niñas conejo se aventuraban en el bosque en busca de la mítica ave llamada gallina.
Lily: ¿Están seguras de que Onichan nos dio permiso?
Mily: Piensas demasiado, Lily. Nos costó convencer a Onisan, pero aceptó. ¿Verdad, Tily?
Tily asintió repetidas veces con la cabeza.
Lily: Si Onichan nos dio su permiso, no desesperemos.Continuaron adentrándose en el bosque, siguiendo el sonido del viento que susurraba entre los árboles y el crujir de las hojas bajo sus patitas. Cada paso que daban las acercaba más a su objetivo, y la emoción en sus corazones se volvía cada vez más intensa.
De repente, entre un rayo de sol que se filtraba entre las ramas, avistaron un destello dorado. Se acercaron sigilosamente, y allí, en un pequeño claro, se encontraba la gallinita mítica, con sus plumas brillantes y ojos curiosos.
Mily: ¡Mira, chicas! ¡La hemos encontrado!
Tily: Es tan hermosa. Nunca había visto una gallina así.
Lily: Pero recuerden, debemos tratarla con cuidado y respeto. Es una criatura especial.Con ternura y respeto, las niñas conejo se acercaron a la gallinita. Con paciencia y amor, la criaron y cuidaron en su hogar, bajo la atenta mirada de Onisan. Juntos, prepararon los más deliciosos nuggets, compartiendo risas y sabores en cada bocado.
La aventura de las niñas conejo continuó, llenando sus días de amistad, descubrimientos y deliciosas comidas. Cada vez que probaban los nuggets, recordaban el día en que encontraron a la gallina mítica y cómo, gracias a su valentía y trabajo en equipo, lograron hacer realidad su sueño culinario.
Y así, entre risas y sabores, su historia perduró en el corazón de cada uno de ellos, recordándoles que los lazos de amistad y la pasión por la comida pueden convertir los momentos más simples en verdaderos tesoros.
Fin.