14 Veranos

31. Te quiero

VERANO, HACE 7 AÑOS
El último verano

El trayecto en coche se hizo más largo de lo habitual, Juanjo había pensado mucho en su encuentro con Martin después del anterior verano. Habían cumplido su promesa, nada había cambiado, de vuelta en sus casas se habían mantenido las videollamadas, mensajes, fotos y habían redactado su lista de cosas que contarse. Haberse permitido dejarse llevar por sus impulsos el verano pasado no había podido con ellos, pero había provocado que Juanjo no pudiera dejar de pensar en Martin durante los días próximos a las vacaciones, había sido su primer pensamiento tras acabar el último examen de selectividad y no había salido de su mente desde entonces.

Martin no se encontraba mucho mejor, esperando en la puerta de casa de Juanjo como siempre hacía, con la mirada fija en la hora del teléfono, sintiendo que cada vez que la miraba marcaba la misma. El tiempo no pasaba esperando a Juanjo y Martin dudaba de si eso era bueno o malo. Dudaba sobre cómo sería su llegada, sobre si abrazarse al verse sería incómodo o tendría otro significado.

La respuesta sobre cómo actuar llegó a Juanjo en cuanto puso un pie fuera del coche, porque daba igual la de horas que hubiera pasado debatiendo qué hacer, tenerle de frente era más que clarificador. Juanjo abrazó a Martin con todas sus fuerzas y después le cogió de la mano para guiarle lejos de su puerta, lejos de sus padres que luego le reñirían por no haber ayudado a descargar el maletero, pero eso no importaba ahora. Alejó a Martin, que se dejaba guiar sin problemas, que seguía a Juanjo como si hubiera sido programado para hacerlo y, cuando Juanjo consideró que estaban suficientemente escondidos, le besó. Y mientras le besaba lo supo, este verano no pensaba poner límites, no iba a asustarse, si Martin se lo permitía, este verano iba a sentir con libertad.

—El bigote es nuevo —fue lo primero que dijo Juanjo cuando se separó, lo primero que le dijo a Martin ese verano, sujetándole todavía entre sus brazos después de que le hubiera concedido el honor de besarle de vuelta—. Rasca un poco.

—Si hubiera sabido que me ibas a saludar así me habría afeitado.

Martin no podía disimular la enorme sonrisa de su cara, había imaginado distintos escenarios, pero ninguno parecido a aquel. Por nada del mundo se habría imaginado que lo primero que haría Juanjo al verle sería besarle, pero él no sería quien se negara a volver a probar el sabor más dulce que jamás había degustado.

—No lo hagas, me gusta.

Martin se puso de puntillas para volver a besar a Juanjo, siendo consciente de que habían sido muy ilusos de haber pensado en algún momento que podrían estarse quietos, que podrían ignorar que entre ellos existía algo mucho más poderoso que una amistad, algo que llevaba años gestándose, que habían alimentado hace un año y que ahora era imposible frenar.

—Te he echado mucho de menos —Martin sonreía en su boca.

—Pensaba que me echabas de menos todos los años —Juanjo fingió ofenderse.

—Lo hago, pero este año un poquito más.

—Yo también a ti, Martinxu —dijo Juanjo, terminando de cerrar sus brazos alrededor de la cintura del menor en un abrazo.

El verano había empezado fuerte, esta vez no habían retrasado lo inevitable, no habían bailado alrededor del asunto esperando que uno de los dos se atreviera a dar el paso, porque no habría habido forma de negar lo que estaba surgiendo, sería imposible negarse a ellos mismos que no habían esperado impacientes que junio llegara con esperanzas de que exactamente eso sucediera.

Martin había sido el primero en admitírselo a sí mismo, le gustaba Juanjo, le gustaba mucho. No podía disfrazarlo de atracción, porque pasar tiempo de calidad con él le gustaba casi más que besarlo, porque siempre se había impacientado cuando quedaba con Juanjo, pero nunca había sentido nerviosismo sobre cómo actuar con él. Su corazón en ese momento iba a toda velocidad.