| El amor autentico, sabe cuando es el momento de despedirse
La madrugada era tranquila en el hospital, el sonido de los monitores y el suave murmullo de los enfermeros llenaban los pasillos. Adam caminaba con su portafolio en mano, revisando los informes de sus pacientes. Se detuvo frente a una habitación y entró en silencio.
—¿Cómo se siente? —preguntó con una sonrisa, mientras se acercaba a la cama de su paciente.
La joven, una chica que había operado dos días atrás, levantó la vista y le devolvió una sonrisa débil.
—Me siento mejor, doctor. Gracias por preguntar. ¿Cuándo cree que podré irme a casa?
Adam revisó el gotero del suero y los registros de su monitor antes de responder.
—Su estado está avanzando bastante bien. Esta mañana llevaré sus nuevas radiografías a la sala de neurocirugía para evaluarlas con el equipo y darle una respuesta concreta.
La paciente asintió, aliviada.
—Gracias, doctor.
Mientras Adam acomodaba unos papeles en su portafolio, notó que la chica lo observaba detenidamente. La joven sonrió y dejó escapar un comentario casual.
—Qué lástima que esté casado.
—¿Disculpe?. – Adam frunció el ceño y la miró, confundido.
La chica señaló su mano, donde brillaba el anillo dorado que nunca había dejado de usar.
—¡Oh! Lo digo por el anillo.
Adam bajó la mirada hacia su mano, una sombra de nostalgia cruzando por su rostro. Luego sonrió con amabilidad.
—Sí... lo estoy.
La paciente rió, inclinándose un poco hacia adelante.
—¿En serio? Bueno, no soy celosa.
Adam suspiró y negó con la cabeza, aunque su sonrisa se mantuvo.
—Qué bueno, pero yo amo a mi esposo.
Con esas palabras, tomó los papeles, los guardó en su portafolio y se dirigió a la puerta, dejando a la paciente molesta por ser rechazada.
Al cerrar la puerta tras de sí, su expresión se volvió más seria. Caminó por el pasillo, su mirada perdida en el suelo. A pesar de las palabras que había dicho con firmeza, algo dentro de él dolía profundamente. No podía evitar pensar en Lucifer, en la distancia que ahora los separaba.
Su teléfono vibro y lo saco de su guardapolvo, un mensaje de su terapeuta recordándole que tenían una consulta en una hora.
Adam sonrió y guardo su teléfono, estos días a estado tomando terapia para controlar sus problemas de ira. Solo esperaba poder compartir su cambio con Lucifer.
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Mesa Para Dos | RadioApple
RomanceAveces cuando se te presenta una gran oportunidad debes aprovecharla y eso es lo que hacía Alastor al ser becado en una universidad de prestigio, aunque el no pertenecía a ese lugar, tenía que adaptarse si quería graduarse rápido. No tenía problemas...