|Lo que tardó en darse, se tornó en eternidad.
En un testimonio de que, a veces, lo más valioso llega a su debido tiempo.—Alastor...– Susurró la niña por quinta ves. Para por fin ver cómo su padre poco a poco despertaba.
—Qué, qué... Ahora qué...– Balbuceaba algo irritado pero aún adormilado, se tallo un poco los ojos y cuando vio la mesita de noche el reloj marcaba las dos de la mañana. Volvió a ver a la intrusa que se metió a su habitación, aún que todo estaba oscuro pudo ver su cara de preocupación.
——Charlie? Que pasa.Se extraño un poco pues ella ya lo había venido a despertar hace dos horas atrás para que la acompañe al baño.
—Quieres ir al baño de nuevo, princesa?
—No.... – Hablaba apenada pues por la forma en la que le hablo su padre al despertar pensó que lo había hecho enfadar.
——Yo... Tuve una pesadilla otra vez.El mayor suspiro entendiendo que era lo que ella quería.
La ayudo a subir a su cama y la recostó, para ahora brindarle de su sábana y almohada.
Ella lo que buscaba era dormir con él y lo había logrado. Otra vez.—Haz tenido pesadillas casi toda la semana cariño, que haz estado
soñando? – Pregunto para después apegar más el cuerpo de su hija a su pecho.—Que mamá y tú peleaban... Y me dejaban sola. – Talvez no la podía ver por la oscuridad de la noche pero su voz se escuchaba triste.
—Eso nunca va pasar amor.... Nunca más. – Acariciaba sus cabellos rubios para brindarle consuelo.
La menor solo asintió para después para voltear su cuerpo y abrazar a su padre, acurrucándose en su pecho.
—Extraño a mamá.
—Yo también extraño a tu mamá. Lo necesito. – Dijo lo último casi en susurró.
—Pero también estoy feliz de que volvieras. – Enrollo sus bracitos en el cuello del alfa para encunar varios besos en las mejillas del mayor.
——Siempre quise conocer a mi padre y tener uno así como mis amigas.Con esas palabras Alastor sintió algo cálido en su pecho, aunque la niña no lo había dicho directamente y en este tiempo que se conocieron nunca le había dicho papá. Se sentía feliz de recibir el amor y compañía de su pequeña.
—Y yo también estoy feliz de tenerte como hija. – Sus ojos volvieron a sentirse pesados. Se dejó llevar y volvió a caer dormido pero ahora aferrándose más al pequeño cuerpo que tenía al lado.
Las noches empezaron a sentirse menos solas.
🎙️🍎
—Así no es. – repetía una vez más la niña deshaciendo el intento de trenza que Alastor había hecho.
——Ahora enredaste más mi cabello.
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Mesa Para Dos | RadioApple
RomanceAveces cuando se te presenta una gran oportunidad debes aprovecharla y eso es lo que hacía Alastor al ser becado en una universidad de prestigio, aunque el no pertenecía a ese lugar, tenía que adaptarse si quería graduarse rápido. No tenía problemas...