Epílogo

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Les dejo la canción que bailan Kylian y Nicole en su boda. Así me los imaginé mientras estaban en su mundo.

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Dos semanas después...

Dublín- Irlanda.

Día de la boda.

El acontecimiento más importante para un mafioso, acababa de llegar a Irlanda. Las personas más relevantes para la mafia irlandesa se encontraban en la catedral de la ciudad. De la misma manera en la que se casó Maksym, por todo lo alto, así mismo lo hizo Kylian. El hotel The Shelnourne, Autograph Collection, fue el encargado de recibirlos a todos. Era absurdamente costoso quedarse una noche ahí, pero bueno, cada quien gastaba su dinero como quería. El salón de fiesta fue adornado con girasoles, las favoritas de la escocesa y muchas flores moradas y verdes, para mezclar los dos mundos. Kylian pidió un cuento de hadas para la boda con Nicole, y eso tuvo.

Entre flores, luces que marcaban sus nombres, una cantidad increíble de comida y centros de mesas con diamantes incrustados en sus iniciales, Kylian anunciaba que había encontrado a su alma gemela. Él iba vestido con traje de pingüino, de un diseñador nuevo y Nicole, bueno, zapatillas casi de cristal y vestido de novia de princesa.

Pero el lujo de pie a cabeza.

Kylian vió a entrar a su novia, quien caminaba con su padre mientras sonreía. Su cabello rojo fue recogido en un moño con una tiara de diamantes, que tenía en la parte de atrás pequeñas perlas preciosas. Su maquillaje era sencillo en comparación con todo lo exagerado del matrimonio. No era el gusto por completo de Nicole, pero Kylian la veía como a una princesa.

—Te entrego a mi hija una vez más. Por favor, si dejas de quererla no me la lastimes. Entregámela que yo siempre la amaré. Cuídala y no olvides la promesa que te hice hace meses. Nunca me obligues a entrar a tu casa —le dió la mano y le entregó a Nicole.

—Ella también se convirtió en mi tesoro más preciado —le respondió, vió a Nicole y le susurró—. Estás tan hermosa que me es difícil respirar.

—Entonces no respires —bromeó ella.

—Ni nos hemos casado y ya quieres ser viuda. Quien te viera, sin vergüenza —le contestó, bromeando también.

El sacerdote tuvo que carraspear para dar inicio a la boda. Las mujeres de la mafia parecían un mar de lágrimas. De todos los integrantes del Sacerdocio, Kylian era el más puro psicópata, pero un perro enamorado. Comprensivo y amable. Era un perfecto Zeus. Un animal que te causaba terror con solo verlo, pero cuando lo conocías de verdad terminabas babeando por ellos.

—Las alianzas, por favor —pidió el sacerdote.

Por supuesto, está vez no fueron los niños que llevaron los anillos. Era Zeus, vestido como su dueño. Un saco estilo pingüino, corbatín verde y un pequeño sombrero que lo hacía ver como un perfecto caballero.

—¿El perro es el paje?

—Se llama Zeus —la pareja corrigió al sacerdote.

El pequeño cachorro, como le decía Kylian, le entregó a su dueño la almohadilla con los anillos y se fue a echar hacia el lado de Nicole.

—Pueden decir sus votos de amor —le entregó el micrófono a Kylian.

—Sinceramente, todo te lo dije en nuestro viaje es verdad, pero aquí delante de todos nuestros seres queridos... bueno, ni tan queridos —las risas se escucharon al fondo—. Yo, Kylian Rónán Byrne Murphy, te acepto a ti, Nicole Caroline Morrison Reid, como esposa, para amarte y respetarte, en la salud y en la enfermedad por el resto de mis días. Prometo serte fiel y espero sinceramente que me termines de educar.

Educando al MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora