Educando al Mafioso

Capítulo 25

Por fin habían salido de Tailandia, Nicole tuvo que ser sedada durante la mayor parte del viaje porque no podía parar de llorar. Estaba asustada y nerviosa de volver a subir a un avión. No iba a dejar su trabajo, pero le llevaría un tiempo volver a su normalidad. Sasha quería llevarla a Rusia, pero Kylian se negó rotundamente y volvieron a Irlanda. La mansión del mafioso estaba siendo acondicionada para que ella pudiese vivir con él en algún momento, pero mientras tanto, se seguiría conformando con ser su vecino.

Era difícil para verla de esa manera, pero era llevarla sedada o con una crisis durante todo lo que durara el viaje de regreso a Europa.

—Gracias por traer de regreso a mi chiquita —decía una mujer idéntica a Nicole, solo que su cabello era negro.

—Nada que agradecer. Nicole es muy importante para todos nosotros. Espero que disfruten su estadía aquí en Irlanda y cualquier cosa que necesiten, me lo hacen saber y los ayudaré.

La madre de Nicole subió las escaleras y fue a la habitación de su hija. El tío de la chica estaba con los animales y la tía haciendo comida. Así que solo quedaron su padre y Kylian en la sala.

—Me dijeron que salvaste a mi hija —comenzó el señor—. Nicole es mi hermosa princesa y siempre ha tenido la libertad de hacer lo que quiere. ¿Quién eres tú y que pretendes con ella?

Kylian no le tenía miedo, pero se sintió nervioso. Podría decirse que Nicole el carácter lo había sacado de él.

—Estoy enamorado de su hija desde hace mucho tiempo. Hemos salido un par de veces, pero estoy esperando a que Nicole me dé una oportunidad para que me acepte y corresponda mis sentimientos.

—¿A qué te dedicas? —lo miró con sospecha—. Mi hija es un alma libre que ama su trabajo. No va a renunciar por ningún hombre.

Sonrió.

—No espero que ella renuncie a lo que ama por mí —fue directamente—. Soy dueño de todos los bares de la ciudad —lo vió cruzarse de brazos—. La he conocido por más de un año.

—No me agradas —y señaló a su perro—. Esa bestia parece querer comernos.

—Ama y cuida a Nicole.

—A ella le gustan las cosas raras —suspiró—. No soy idiota, hijo. Ya los tíos de mi pequeña me hablaron de ti... hace tiempo...

Frunció el ceño.

—¿Sí?

—Son tus vecinos... pueblo chico, infierno grande —le sonrió—. No me importa si eres mafioso o dueño del universo, mi hija es sagrada. Esa pequeña chica es mi mundo y no me agradas ni un poquito —se levantó del sofá—. Lastimas a mi hija y me enfrentaré a ti. Conocerás la furia de un padre y si mi pequeña alma libre logra tener un solo rasguño por tu culpa —hizo una seña en su cuello de izquierda a derecha—. Pierdo el miedo y acabo contigo. No es mi estilo porque soy pastelero, pero espero entiendas mi preocupación.

Kylian se sintió satisfecho por esa reacción. No esperaba menos de ellos. No, cuando Nicole lo valía y tuvo una maravillosa vida.

—Prometo cuidarla como se debe y Zeus —señaló a su cachorro—, es el encargado de la seguridad de Nicole cuando yo no estoy. Sinceramente agradezco su amenaza. Eso me dice que debo cuidarla como la princesa que es —se levantó y le extendió la mano—. Su hija es mi prioridad y tendrá toda Irlanda vigilándola.

—Me conformo contigo. Siempre cuida a mi pequeña y nunca sabrás de la molestia que puedo tener por ella.

—No se preocupe. Nuestra Nicole siempre será feliz.

Le aseguró y siguieron hablando de varias cosas más, mientras el resto de las personas se instalaban en la casa y esperaban a que Nicole se sintiera más relajada en su entorno seguro.

Kylian pensó profundamente qué, si algún día él se volvía padre, sería igual que el señor que lo estaba enfrentando.

De eso no había dudas.