Amor en el infierno (En Edición)

Capítulo 19

A la mañana siguiente se despertó dolorida. le costó un buen rato conseguir levantarse de la cama. Al mirarse al espejo vio que le habían salido cardenales en el costado y la espalda. Le dolían bastante, mejor que no se los tocara. Por suerte la hinchazón de la herida de la ceja, había disminuido considerablemente.

Se vistió con mucho cuidado y comenzaron a desayunar. Esa mañana, Dirk les había traído un par de manzanas, (aquello por vacilar un poco a Laila por su altercado con la manzana y el SS, por suerte a Dirk le salió bien la broma y todos rieron un rato. Si algo le enseñó su padre siempre fue a reírse de las cosas que le hacían sentir mal.)y unos bollos con un poco de leche que había podido conseguir.
-Lo que sea por mis chicas favoritas. - había dicho al ver la cara de ambas al descubrir su fabuloso desayuno.

A Laila, Dirk le caía muy bien. Era bueno, simpático, agradable, etc. Las conseguía comida para desayunar, porque si fuera por los demás, no comerían nada por la mañana y bueno, si se descuidaban en todo el día. También las conseguía champú, pues allí solo las habían dado una pastilla de jabón. Iris se quejó un poco un día de que tenía el pelo áspero y seco, y con eso bastó para Dirk moviera cielo y tierra para conseguir un poco de champú. También las trajo cepillos de dientes, a Iris le trajo uno nuevo, pues el que ella tenía ya estaba muy estropeado.

Dirk amaba a Iris. La cuidaba y protegía y hacia cualquier cosa por ella. Laila estaba segura de que si él tenía que dar su vida por Iris la daría sin pensarlo dos veces.

Adler también había demostrado que era bueno, pero algo le impedía acercarse a ellas. Siempre que hacia un acto de empatía o afecto lo estropeaba contestando mal.

Iris tragó el trozo de manzana que tenía en la boca y dijo:

- ¿Sabes?, ojalá Adler y tú estuvierais juntos.

- ¿Por qué piensas eso? -preguntó Laila en todo quizás un poco borde.

-Seriamos dos SS y dos judías contra el mundo- respondió con una sonrisa sarcástica.

Laila se quedó callada un momento, pensando.

-Estás loca... y tampoco sería contra el mundo, solo contra los nazis que quieren aniquilarnos.

- En eso tienes razón, solo contra los nazis. -pegó otro mordisco a su manzana, masticó con rapidez y continuó hablando. -Y, por cierto, estoy loca sí, pero Dirk es el culpable.

- ¿Dirk?, ¿Por qué?

-Me gusta echarle a él la culpa, pues es el culpable de mi locura- contestó Iris con una sonrisita y pestañeando, imitando a las enamoradas- Me encanta cuando sonríe, cuando me besa, cuando me acaricia, es alegre como yo. Cuando estoy con él, siento que todo es posible y me siento invencible. Solo pienso en sonreír, bailar abrazada a él lo loco, no importa. Le quiero mucho y él a mí también. Cuando estoy con él... sencillamente soy feliz. Gracias a Dirk tengo algo que los nazis me robaron hace unos años, esperanza. Me ha enseñado a ver el mundo de otra manera, y eso ya nadie podrá cambiarlo.

Laila escuchó atenta, pero no entendía algunas cosas.

-Iris, ¿cómo puedes sonreír y ser feliz en nuestra situación, cuando millones de personas están sufriendo...- le preguntó, pues sentía que era algo egoísta. -cómo puedes si quiera pensar en bailar o si quiera en sonreír. Para mí, ya no queda nada por lo que luchar.

-Mi madre siempre me decía que viviera la vida, que me aferrase a ella como pudiera. Y que buscase cualquier motivo, aunque fuera uno muy pequeño, para sonreír. Pues simplemente por seguir conservando la vida ya era un momento de felicidad para ella. Y yo lo veo así también. Aquí estar vivo es complicado, casi imposible. Y solo pienso en una cosa, salir de aquí viva, e irme lejos con Dirk. También buscaré a mi familia. Tengo que salir de aquí con vida. No voy a darle el gusto a esas ratas que son los SS de estar triste y morir aquí. ¡Siempre saldré adelante! Cueste lo que cueste. Si no fuera por lo que me enseñó mi madre y por cómo me ha enseñado Dirk a ver el mundo, estaría perdida. Pero mientras haya vida, hay esperanza.