27 de enero de 1945.
Se despertó, miró a su alrededor y solo vio a Sandra sentada en la misma silla. Debía ser ya mediodía, había dormido demasiado, depende de cómo se mirase, porque se durmió bastante tarde al no poder dejar de pensar que Adler moriría en unos días con la llegada de los soviéticos.
No quería huir con ella, y no entendía por qué. La prometió que estarían siempre juntos y ahora... Se había rendido y ya no quería luchar más. No podía perderle, ahora no. La prometió que siempre cuidaría de ella. "- ¿Por qué se me tienen que ocurrir las mejores frases y respuestas cuando no estoy ya con él...?"-pensó. Ella quería huir con él, por muy difícil que fuera su futuro, la daba igual. Ahora mismo el suyo también era incierto, y hacía unos meses era aterrador y él no se separó de ella. No dejó de ayudarla en ningún momento, eso debía hacer ella ahora. Debía encontrar la forma de conseguir que se pudieran ir los dos.
Se levantó, vio que en la mesa había comida y eso la extrañó.
- ¿De dónde habéis sacado la comida? -le preguntó a Sandra intrigada.
-La he robado de la casa. Esta mañana ha debido de llegar el ejército rojo al campo, y los cobardes esos han salido por patas, aunque otros como Adler... Han ido al campo, ya sabes, promesas a su Führer, le seguirán hasta la muerte... Siento decírtelo así, pero tu SS también está en el bote, él también le juró lealtad a ese tipo...
-No creo que Adler se haya ido al campo para eso, él me dijo que iba a hacerse cargo de sus actos... Él no es así...
-Sí, eso es cierto. En lo poco que le visto, te quiere más a ti que a sí mismo... Pero entonces, ¿Por qué no se ha quedado contigo?
-Ya te lo he dicho, quiere hacerse cargo de sus actos. Necesito que cambie de idea, necesito sacarle de aquí con vida...
-Eso va a estar jodido...-Sandra se levantó de la mesa y salió de la caseta.
Laila se dispuso a comer unos bollitos. Tenía el estómago cerrado y no comió mucho. Solo podía pensar en Adler. Estaba tragando el último trozo de bollito cuando entró Gabriel, Iris no estaba con él.
-Laila, tengo que contarte algo. Iris está distrayendo a Sandra para que podamos hablar.
-Vale, pero rápido, tengo que ir a buscar a Adler, no pienso dejarle aquí.
-Está bien. Seré rápido. -Tragó saliva y respiró profundo. - Es sobre Sandra.
-Me imaginaba que sería por ella, sino, ¿para qué iba Iris a entretenerla?, ¿Es por qué se parece a mí?
-Si... A ver, déjame a hablar... -Los dos se sentaron en la mesa, uno frente al otro- Hace años, cuando vivíamos en España...
- ¡Sí! dime que es lo que pasa- le dijo ella intrigada y nerviosa ya.
- Hace años, papá tuvo una aventura... Con otra mujer, en sus viajes a Madrid. -Laila se quedó atónita ante la confesión de su hermano. - Tú eras pequeña aun, pero yo me acuerdo. Nuestros padres discutían. Mamá se enteró de ello... Y no solo eso, es que tenía una hija con esa mujer...
- ¿Estas queriendo decir que Sandra es nuestra hermana? - Laila ya no sabía que pensar. Toda la vida creyendo que su familia era perfecta, que sus padres se amaban, y ahora se enteraba de esto. -Dime que no...
- ¿No has visto sus ojos? Por no hablar de lo que se parece a ti... Menos la nariz... que claramente es de padre... Por suerte nosotros heredamos la de madre...
-No hables ahora de la suerte de no sacar la nariz de papá... No puede ser nuestra hermana...
-Por lo que me contaste de que ella, vivía en Madrid y eso... y que era medio gitana... Laila, es nuestra hermana, tiene que serlo.
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Amor en el infierno (En Edición)
RomanceUna familia judía huye de su peor enemigo en esos años, los nazis. 1942, vagan por la Alemania nazi, intentando refugiarse en casa de unas personas que les ayudaran. Por desgracia uno de ellos no llegará a ese destino. Laila, protagonista de esta hi...