A la mañana siguiente el sol volvía a brillar y a dar su calor con fuerza. Blaz y Laila estaban limpiando la cuadra del caballo, mientras este estaba en la calle comiendo el pasto y botándose y corriendo a su anchas.
Gabriel entró en el pajar, se les quedó mirando y comenzó a reírse a carcajada limpia. Ellos se le quedaron mirando extrañados.
- ¿De qué te ríes? -preguntó Laila, llevándose la mano a la frente para secarse el sudor.
- De que si te cortas el pelo y os ponéis de espaldas no sé si sabría distinguiros ja, ja, ja.
Blaz se echó a reír también.
- Tienes razón, sino fuera porque le doblo el tamaño. -Respondió Blaz sacando la lengua en modo burla.
Siguieron riendo.
Laila no había parado a mirarse al espejo desde que llegó allí, pero al bajar la vista se dio cuenta de que llevaba una ropa como la de Blaz, sino fuera por el pelo, su cara, sus pechos y en general el cuerpo de mujer que ya tenía, parecía un chico, pero eran unos exagerados, sólo parecía una granjera. Pero claro, con aquella ropa ancha, no dejaba ver la forma del cuerpo de Laila.
- Hermanita -empezó a decir Blaz- ya eres toda una granjera. - La toco en el hombro como si le pusiera una medalla.
Los tres comenzaron a reírse con fuerza. Sin escuchar que afuera, Jack ladraba como un loco y se escuchaba el motor de un coche. Ajenos a todo lo que estaba a punto de ocurrir. Ellos mientras lazándose paja y haciéndose cosquillas y dándose empujones. Sin imaginar lo que frente a las casas estaba pasando, haciendo caso omiso a los ladridos de perro.
¡Pum! Un estruendo les sacó de su diversión. Era un disparo.
Los tres se quedaron quietos, mirándose unos a otros. Blaz silbaba ahora llamando a Jack, pero no acudía a su llamada como normalmente lo hacía.
Sin pensárselo dos veces los tres corrieron hacia la casa. Tenían miedo y estaban asustados, pero no dudaron ni un segundo salir de allí a toda prisa.
Al llegar allí no les gustó nada lo que vieron.
Jack tendido en el suelo, muerto, la bala le había dado justo en la cabeza. Frente a él una camioneta verde como la que había venido a llevarse a Bejira y su familia. A su lado cuatro hombres de la Gestapo y otros dos de las SS.
Laila se quedó paralizada mirando horrorizada a los seis hombres y al pobre Jack tendido sin vida en el suelo. Mientras, Gabriel corría dentro de la casa a por su hermana pequeña y su madre.
Blaz tiró de Laila ya que vio que estaba paralizada por la impresión y el pánico,
- Entra en casa, coge tu maleta y huid por la parte de atrás -la dijo bajito, para que aquellos hombres no lo escucharan.
Ella no reaccionaba. Comenzaron a temblarle las piernas, el corazón le latía tan rápido que parecía que le iba a salir disparado, notaba los latidos en las sienes. Se le secó la boca y casi no podía respirar.
Blaz volvió a tirar de ella y por fin reaccionó corriendo a meterse en casa, se mareaba, pero no podía parar. Tenía que correr todo lo que pudiera.
¡Eh judía! -gritó uno de los hombres de la Gestapo- quédate ahí. No podrás huir de nosotros.
Todos se dirigían a la casa y Blaz se puso en medio. En ese momento salió Arthur. Justo en ese momento Laila pasaba junto a la ventana del salón y se quedó viendo la escena horrorizada.
- Dejad que se vayan -suplicó Blaz- Les daremos lo que nos pidan. Tenemos animales, huevos y algo de dinero...
- Nuestro deber es llevarnos a esta basura. -Sentenció un hombre de la Gestapo con cara de pocos amigos. - Tenemos órdenes de limpiar el país de la escoria que hay en él.
- Por favor- esta vez suplicó Arthur acercándose a la escena -dejen que se vayan.
Esta vez habló un SS, alto y rubio, pero delgado. El típico hombre al que consideraban de raza aria.
- Habéis ido contra la ley refugiando a una escoria como esa.
Sacó su pistola y disparó a Carmela, que observaba desde la puerta llorando. Laila al verla caer al suelo fue corriendo hacia ella, yacía en el suelo, muerta, con unos machones rojos en el pecho.
- Ve dentro de casa -ordenó Arthur a Blaz.
Este echó a correr a ver a su madre. A Arthur comenzó a ganarle la ira y golpeó al asesino de su esposa. Le propinó un puñetazo en plena cara. El SS acto seguido le disparó sin dudarlo un segundo.
Dentro, Gabriel, Clara, Navit y Laila estaban a punto de salir por la parte trasera. Blaz iba tras ellos, a punto de alcanzarlos pues ya no podía hacer nada por sus padres. Cuando fueron a salir por la puerta de atrás se dieron de morros con dos Gestapo y un SS.
El SS sonreía con maldad, los otros dos no articulaban ningún gesto ni palabra.
Blaz se puso el primero para dar la cara por ellos. Estaba aterrado, pero no dudo un segundo en hacerlo.
- Dejadlos en paz -y se abalanzó sobre ellos con toda la ira que aquella situación de terror le estaba generando- ¡Huid! - Le dio tiempo a decir.
En ese momento el SS le golpeó varias veces, cayendo Blaz al suelo por el dolor.
La familia quedó acorralada por los otros hombres restantes. Ya no podían hacer nada y tampoco querían. Dos personas habían muerto por su causa, no se resistirían más.
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Amor en el infierno (En Edición)
RomanceUna familia judía huye de su peor enemigo en esos años, los nazis. 1942, vagan por la Alemania nazi, intentando refugiarse en casa de unas personas que les ayudaran. Por desgracia uno de ellos no llegará a ese destino. Laila, protagonista de esta hi...