Los días iban pasando y el dolor fue cesando. Aún le dolía el alma, pero la reconfortaba pensar que Dirk no hubiera querido que se pasara la vida triste, llorando y deprimida por su ausencia. En repetidas ocasiones- sobre todo desde que llegaron al campo- la había dicho que si algún día él faltaba que ella no dudase un segundo en ser feliz sin él. Que buscase un hombre bueno- eso la parecía muy pronto por el momento- que la tratase bien y la quisiera. En eso aun prefería esperar. Aun notaba demasiado su ausencia, y tener a otro hombre en un momento así, solo lo empeoraría todo, pues se pasaría el día comparando al nuevo con Dirk. Y eso sabía que no era nada bueno," las comparaciones son odiosas" le decía su madre cuando era pequeña y cambiaba de amigas en el colegio, y como era normal, Iris se pasaba unos días comparándolas con las otras. En este caso era peor, porque ahora mismo sentía que no había hombre en el mundo mejor que Dirk. Definitivamente, era mejor esperar a ese tipo de cosas. Aunque tampoco necesitaba a otro hombre para ser feliz. Solo necesitaba salir de ese lugar y hacer su vida.
A lo que no esperaría, iba a ser a no estar triste. Por lo menos ya no tenía ganas de llorar en todo momento. El vacío de su interior seguía destrozándola cada vez que se encontraba a solas con sus pensamientos. Eso solía ocurrir por la noche, cuando volvía de estar con Gabriel, Blaz y alguna vez Adler. Esa noche les vería como cada una de las noches que llevaba allí. Esperaba que viniese Adler con más comida, le rujían tanto las tripas que en ocasiones sentía que tenía un león dentro intentando desesperadamente salir y comerse lo primero que le pasara por delante.
Pasaba mucha hambre, y si ella pasaba tanta hambre... Los que no recibían ningún tipo de alimento más que la sopa asquerosa que les daban, se morirían de hambre, que en verdad era lo que pasaba, se morían de hambre, de enfermedades, o por otras causas que aún no entendía mucho. Sabía lo de las cámaras de gas y el crematorio, pero algunos desaparecían sin más.
Durante su estancia allí, una de las amigas que se echó, desapareció sin más, no entendía por qué... Otras en las cámaras de gas, otra por hambre, y así.
Por esa noche prefirió no seguir pensando y fue en busca de sus amigos. Según se fue acercando vio tres siluetas, esta vez, Adler si vino. Gabriel y Blaz ya estaban comiendo, pero por los gestos de Adler-que los conocía bastante bien- estaban discutiendo.
Se fue acercando más, aunque discutían, lo hacían en voz baja para que nadie los descubriese, por ese motivo, Iris debía acercarse más para poder escuchar bien.
-Hola- los saludó, pero no hubo respuesta.
-Debes tener cuidado- era Adler quien hablaba, pero aun no sabía hacia quien iban esas palabras- no juegues con fuego o te quemarás, y aquí te aseguro que corres peligro.
-Pero no me puedo quedar callado ni quieto viendo como pegan a otros. - Era Blaz quien estaba "discutiendo" con Adler- la mayor parte de los hombres que hay aquí, están desnutridos, enfermos y sin fuerzas debido a lo bien que nos alimentan- estas últimas palabras iban con sarcasmo.
-Hola- la saludó Gabriel.
Por fin alguien se daba cuenta de que estaba allí. Por lo general, siempre que estaban hablando de un tema, el primero en darse cuenta siempre era Gabriel.
Adler y Blaz seguían a lo suyo.
-Pero tienes que dejar de meterte. Yo puedo proporcionaros comida y eso, pero si os metéis en líos no podré hacer nada. Joder Blaz, que pueden matarte. No estás adelgazando como el resto, procura no llamar la atención. Que bastante la llamas ya.
-Lo siento, pero no puedo quedarme mirando y quieto ante tantas injusticias. No lo soporto, tu si podrás, y Gabriel y el resto del mundo, pero yo no.
- No es que yo pueda soportarlo Blaz, pero hay que tener cuidado. Ahora mismo soy vuestra única esperanza, si yo falto, ¿qué será de vosotros?, ¿qué será de Laila?
Blaz se quedó callado unos segundos, negó con la cabeza y volvió a decir:
- Lo siento, pero no puedo. Aquí hay demasiadas personas que necesitan ayuda, no puedo quedarme de brazos cruzados y no hacer nada.
- Te meterás en problemas y yo no podré ayudarte, no me digas que no te lo he avisado.
Por fin Adler miró a Iris.
-Hola Iris. - No dijo más, se notaba que estaba entre la preocupación y el cabreo.
- ¿Has ido a ver a Laila ya? -le preguntó para cambiar de tema.
-Sí.
- ¿Qué tal se lo ha tomado? -esa respuesta le daba más miedo
-Pues mal- la dio el bocadillo entre la alambrada a Iris y siguió hablando- tuve que pasar esa noche con ella. No paraba de llorar.
-Dale muchos ánimos de mi parte, y dile que la quiero mucho, y que, aunque no esté allí, no está sola.
-Y de la mía-dijeron Blaz y Gabriel a le vez.
- Se lo diré- dijo Adler con toda sinceridad- Me voy, quiero ver cómo esta. Buenas noches. Mañana nos vemos.
Giró sobre sus talones y se marchó.
Iris, Gabriel y Blaz hicieron lo mismo, pues no era muy seguro estar allí demasiado tiempo. Aunque en esa zona de la alambrada estaba todo a oscuras, seguía sin ser seguro.
Los tres se marcharon pensando en lo mismo: En como estaría Laila.
Gabriel también lo estaba pasando mal por la pérdida, pero por lo menos él tenía el apoyo de Blaz, Iris y Adler.
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Amor en el infierno (En Edición)
RomanceUna familia judía huye de su peor enemigo en esos años, los nazis. 1942, vagan por la Alemania nazi, intentando refugiarse en casa de unas personas que les ayudaran. Por desgracia uno de ellos no llegará a ese destino. Laila, protagonista de esta hi...