Ódiame Hasta Que Me Ames [Appleradio] AU

XXIII- "Atravez de la Grietas"

Papá te manda su cariño.- suspiró.

Aquello le sorprendió lo suficiente como para dejarlo sin palabras durante un instante.

¿Por qué ahora?

El emisario sacudió la cabeza.- Ojalá lo supiera.

Lucifer contempló al ex-arcangel durante unos instantes para luego responder.

No diré que lo siento.- haciéndolo recordar la razon principal de su expulsión del cielo y de la familia.

Azrael se echó a reír.

No esperaba que lo hicieras-aseguró de buen humor.- en realidad me parece una mejor opción, es más interesante, será un reto descubrir y sacar a la luz al pecador que hay debajo. - refiriéndose a Alastor.

Negando con la cabeza Lucifer miró hacia el fondo de hotel cuando
escuchó de nuevo los pasos de alastor bajando por las escaleras.

Más le vale a ese imbécil que se comporte o no me haré responsable de mis acciones.- respondió a la silenciosa petición por la que había venido Azrael.

La muerte inclinó ligeramente la cabeza a modo de agradecimiento.- Gracias.

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Es una caja mediana. -murmuró el ciervo reuniéndose con los dos angeles caídos. Su mirada vaciló un instante sobre lucifer antes de girarse hacia Azrael y mostrarle la caja de terciopelo roja.

El angel oscuro acarició la caja y alzó la mirada hacia el ciervo.

Es perfecto -aceptó con un sencillo agradecimiento, introduciendo en ella los folletos.

¿Algo más con lo que podemos ayudar?

Él negó con la cabeza mientras hacía aparecer sus alas negras.

No hace falta, así está bien.- se estiró para girarse hacia la salida.- Alastor, ha sido un placer conocerte. - las palabras de Azrael le extrañaron un momento.- te deseo la mejor de las suertes con mi pequeño hermanito.

El Pelirrojo abrió la boca para responder a eso pero volvió a cerrarla, ¿qué podía decir?

Lulu tratarlo bien..- se despidió de lucifer estrechándole la mano.- suerte con lo que sea que hagas..

Lucifer esbozó una ligera sonrisa y correspondió a su apretón pero con más fuerza.

Lo mismo te digo.- aseguró con un obvio significado.

Azrael sonrió por última vez y con un último saludo se marchó por dónde había venido.

Sacudiendo la cabeza, el pelirrojo se volvió hacia su marido.

Si te pregunto cómo diablos ha venido a dar un hermano tuyo al hotel, ¿me darías una respuesta que me convenciera?

El rubio se volvió hacia él y se encogió de hombros.

Seguramente no.

Alastor asintió.

En ese caso, no preguntaré- aceptó, dio media vuelta y se coló tras la recepción.- Hay momentos en los que la ignorancia es una auténtica
bendición.

Lucifer sonrió abiertamente, después de todo, aquella era una gran verdad.

La muerte es como una vieja amiga que viene de visita, a veces cuando uno menos se la espera y otras cuando la esperas.

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El gran búho se encontraba ante la ventana de su inmensa biblioteca con la mirada absorta en la glorieta de su jardín, Pensativo con la espalda sobre su escritorio, dónde se acumulaban libros abiertos y un montón de cartas de tarot pertenecientes a su difunta esposa que aun esperaban por confirmar su respuesta. En esos momentos tenía muchos asuntos pendientes por resolver.

No había encontrado rastro del causante de sus peligrosas visiones, aquellos fragmentos de una batalla que posteriormente se convertiría en una guerra por el poder, lo atormentaban en su mente, algo que para su disgusto no estaba tan lejano. Había algo asfixiante y abrumador que le impedía desenvolver bien su clarividencia, algo o alguien que no le dejaba ver más alla de escenarios inconclusos, sin nombre, ni rostro. Sin duda estaba convencido de quién sea el responsable del nulo y bloqueo de sus visiones era un "experto" en el basto conocimiento sobre la magia antigua, y de esos había tan pocos.

Y porsupuesto todavía estaba la sencilla y pendiente tarea de cumplir con las ordenes de su Rey, aquella con respecto a su nuevo compañero. Esto último era lo que más le preocupaba.

Sabía que tarde o temprano daría con las respuestas que ignoraba. También estaba firmemente convencido de que alastor sería en definitiva su gobernante, al menos asi lo decían las cartas; de lo que no estaba tan seguro era en las condiciones en la que llegaría a su coronación.

Las visiones era tan cambiantes como impredecibles y eso lo estaba volviendo loco, como podía diferenciar de entre todas las más propensan a cumplirse y cuales No.

"Los diversos escenarios desordenados donde el pelirrojo se involucraba eran tan fugaces y cortas que era imposible de examinar a la perfección; un enfrentamiento o quizas un duelo de espada que abruptamente cambiaba a pistolas y luego se borraba a hechizos de poder y sombras, otras de unas apuestas en juegos de cartas de azar en un lugar que desconocía y la letra V era presente, ¿quizás un casino?, luego venía las de una competencia donde se involucraban voces y cuerpos borrosos que no podia identificar bien, Alianzas extrañas dónde solo un apretón de mano se alcanzaba a ver, Angeles inclinándose ante alguien, ¿Exorcistas pidiendo ayuda?.. Arcángeles decendiendo al infierno, la inesperada reunión de la familia celestial, ¿Alastor corriendo herido por las calles del cielo?, ¿Adan discutiendo con lucifer?", Cosa extraña ya que no podía responder si esto último era el pasado, presente o futuro y la mas reciente," la muerte sonriendo y rondando el hotel de la princesa", todo un completo desorden, un rompecabezas que no sabía ni por donde comenzar a arma.

¿Qué fuerza había impulsado a lucifer a tomar a un demonio como esposo en primer lugar?, Un alma mortal con un futuro tan cambiante y misterioso que poco a poco se enredaba al destino de muchos.

Por fortuna, la obstinación, el desafío y el implacable orgullo de Alastor lo hacían perfecto para el cargo que ignoraba y tenía. Con eso en mente sonrió levemente para mirar el orbe que tenía en sus manos, si en algo le aplaudía a Asmodeo era que alentara su mala práctica de plasmar y conservar un acontecimiento importante, en este caso su propio recuerdo de la boda del Rey con el demonio Radio.

padrino de alianzas.- rio levemente, sorprendido tras enterarse que era el padrino de dicho demonio y Asmodeo el de su soberano, sintiéndose extrañamente más orgulloso tras ver su propia imagen tambaleante acompañando al ciervo al altar en un acto de aprobación a la relación de la futura pareja.- supongo que debió ser una gran noche.