El carruaje que transportaba a Penélope y a la pequeña Agatha llegó al imponente umbral de Aubrey Hall, donde el aire fresco de campo y el bullicio de la familia Bridgerton se mezclaban en una algarabía que llenaba el aire. El sonido de risas y los gritos de bienvenida resonaban incluso antes de que las puertas se abrieran.
Colin Bridgerton esperaba ansioso en el vestíbulo, con las manos en los bolsillos y el cabello despeinado como si hubiera estado empujando el viento con la cabeza. La llegada de Penélope era el centro de sus pensamientos, y no le importaba lo que su familia pudiera decir sobre su repentina urgencia de recibirla. Desde que la había invitado a Aubrey Hall, había hecho planes y replanes, intentando imaginar cada momento que compartirían. Pero en cuanto la vio entrar, con su sonrisa tímida y la niña en brazos, todo su razonamiento se fue por la ventana.
—Colin, ¿no vas a decirle algo? —preguntó Benedict, con una sonrisa burlona y un destello de diversión en los ojos. La risa de Hyacinth lo acompañó mientras se adelantaba a saludar a Penélope, quien no pudo evitar sonreír ante el espectáculo de sus amigos.
—¿Puedo sostener a Agatha? —preguntó Hyacinth con entusiasmo, acercándose a Penélope con los brazos extendidos.
—Por supuesto, pero sé cuidadosa —respondió Penélope, entregando a la pequeña con una sonrisa cálida, aunque sus ojos denotaban una pizca de preocupación maternal.
—Hyacinth, no olvides sujetarle bien la cabecita —intervino Violet con suavidad, pero firmeza, observando a su hija menor con una mezcla de confianza y vigilancia.
—¡Por favor, madre! Sé cómo sostener a un bebé —respondió Hyacinth, fingiendo estar ofendida.
Penélope, todavía ligeramente abrumada por el bullicio, entregó a su hija con cuidado a la joven Bridgerton, quien de inmediato comenzó a hacer caras graciosas para entretener a la niña. Agatha emitió un leve gorgojeo, aparentemente aprobando la actuación de su tía postiza.
—Mira, ya me adora —declaró Hyacinth triunfante, dirigiendo una sonrisa altanera a Gregory.
—Por ahora —murmuró Gregory—. Dame cinco minutos y será mi mayor fan.
Colin se aclaró la garganta y, al intentar parecer casual, murmuró: —Bienvenida, Penélope. Nos alegra mucho que estés aquí—. Su voz tembló un poco, traicionando su nerviosismo.
Eloise se adelantó y tomó la mano de su amiga con emoción desbordante.
—¡Penélope, te he echado tanto de menos! —exclamó, sin prestarle atención a Colin y haciendo que su hermano frunciera el ceño en su dirección.
Anthony y Kate hicieron su entrada en el vestíbulo con toda la elegancia que cabría esperar del vizconde y su vizcondesa, aunque la escena se volvía notablemente más entrañable gracias al pequeño Edmund, que descansaba plácidamente en los brazos de su padre.
—¡Ahí están los protagonistas del día! —exclamó Benedict, señalando al bebé con un gesto exagerado—. Aunque tengo que decir que Edmund parece mucho más tranquilo que el resto de su ruidosa familia.
—Solo porque acaba de despertar dijo Kate acurrucando a su bebe
—Solo porque acaba de despertar —respondió Kate con una sonrisa mientras acurrucaba al pequeño Edmund con ternura—. Dale unos minutos más y estará reclamando toda la atención, como buen Bridgerton.
Anthony le dedicó una sonrisa cálida a su esposa, un gesto que hablaba de la felicidad que sentía en ese momento. Luego, con la misma gentileza, dirigió su mirada hacia Penélope, que sostenía a la pequeña Agatha en brazos.
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Romacing Lady Debling
FanfictionColin Bridgerton no llega a tiempo al baile; mientras que Penélope Featherington se compromete con Lord Debling. ¿Qué ocurrirá ahora con una Penélope comprometida y un Colin que ha reconocido sus sentimientos por la menor de las Featherington?