Las cosas cambian | Ross Lynch

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Cinco.

Sus labios se movían suavemente sobre los míos, recuerdo que hace 3 años besarlo era una de mis cosas preferidas, antes y hasta ahora tenía unos deliciosos labios.

Su lengua toco la mía robándome un gemido, solté el bolso que tenía en mi mano para poder tomarlo del cuello, el beso de profundizo de repente.

Me besaba ferozmente, como si extrañara hacerlo, su lengua recorría toda mi boca mientras sus fuertes manos apretaban mi cintura. Emití un casi inaudible gemido cuando toco uno de mis pechos por encima de la tela de mi vestido.

Quería seguir besándolo pero no pude ya que necesitaba aire, separe sus labios de los míos y exhalé poniéndome la mano en mi abdomen.

-Había extrañado eso.
Dijo sonriéndome ligeramente.

-Seré sincera, yo también.

Le respondí volviendo a mirarlo. Sabía perfectamente que Ross quería más que un simple beso, al igual que yo. Pero Jane estaba detrás de nosotros dormida no podríamos tener nada más.

-¿Te veré mañana en el desfile?

Pregunto tontamente.
Asentí mordiéndome el labio inferior.

Demonios...
Tenía la necesidad de follar... Y no porque estuviera excitada, si no que, no folló hace casi 3 años.

Esta vez tendría que usar mis dedos... Que desagradable.

Arrugué la nariz y volví a mirar a Ross quien me sonreía coquetamente.

-Mañana vendrá la niñera de Jane a las 5:00pm y se quedará hasta el siguiente día a las 6:00am, tal vez podamos... ya sabes...

Lo besé ferozmente.
Lo necesitaba, jamás me había sentido tan necesitada.