Las cosas cambian | Ross Lynch

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Ocho.
Maratón (2/3)

Demonios.
Me quite los zapatos rápidamente y los deje en donde estaban los demás.

Abrí una gaveta del closet y saque unos calcetines de gatito que había comprado hace unos días.

-¡Muero de frío!
Exclame recostandome en la cama, estirando mis piernas y brazos.

-Tengo algo para calentarte.

Me dijo Ross poniéndose encima de mí, metió sus manos por mi polera, luego por mi sujetador y me toco los pechos.

Deje escapar un gemido cuando empezó a besarme, desde los labios hasta el mentón, y desde el mentón hasta mi clavícula.

Pase mis manos por su espalda y le toque el trasero, haciéndolo reír.

Me quitó la polera de Winnie Pooh que traía, y luego mis jeans, dejándome en ropa interior, rodee sus caderas con mis piernas y besé sus labios.

Su lengua toco la mía, y pellizcó mis pezones, tire de su labio inferior. Quise ponerme encima de él pero no me dejo.

Un ligero escalofrío entro en mí hacia bastante frío, seguramente luego nevaría.

-Quiero chocolate caliente.
Susurre contra los labios de Ross.

-Pediremos luego -Me sonrió-. Ahora solo déjame entrar en ti.

Mordí su labio inferior y lo ayude a quitarse la camiseta, no tenía muchas ganas de follar, pero sabía que Ross había estado excitado desde hace un buen par de horas, no quería detenerlo.

Le baje los pantalones con mis pies, fue más fácil ya que se había quitado los zapatos. Me beso el mentón y se levantó de la cama.

Se bajo los bóxers, se encargó de quitarme mi sujetador y luego mis braguitas y se posicionó entre mis piernas.

Solté sus suspiró y le besé la mejilla.

*

-¿Tus padres alguna vez te preguntaron por mí?

Pregunte besando su pecho.
Me cubrí más a mi misma con las sábanas para no sentir tanto frío.

-Varias cosas, hasta consideraron llamar a tus padres.

Abrí mis ojos algo impresionada, Ross río tranquilamente y me beso la cabeza.

-¿Los tuyos?

-Fue mucho peor -Sonreí amargamente-. Me dijeron que no tenía que haber escapado gracias a un chico, que eras un bueno para nada, que si seguía así mi futuro iba a estar arruinado, me preguntaron varias cosas sobre ti, mi padre quería matarte y mi madre considero la idea de ir a Los Angeles a buscarte.

-Wow.

Reí tiernamente.
Me acomode un poco más arriba y bese la punta de la nariz.

-Si, Wow.
Conteste sonriendo.

Amaba la sonrisa la de Ross, y sabía que a el también le gustaba la mía.
Me rodeo con sus brazos e hizo que me acurrucara nuevamente en su pecho.

-Te quiero preciosa.
Susurro lo suficientemente alto para que pudiera escucharlo yo también.

Sonreí agradecida.

-Yo también Ross, eres muy especial para mí.

No podía negarlo, me gustaba estar con él, realmente cada momento que estaba con el era mágico.

Y esta vez no iba a permitir que la magia se acabará.