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Veintidós.
Acercándose al Final.

-Ella está estable.

Di un gran suspiro de alivio al escuchar esas palabras.

Ella esta estable.
Ella esta bien.

-¿Puedo verla?

Pregunté algo ansioso.
Quería verla, besarla, abrazarla y sobretodo, pedirle perdón.

Estaba apuntó de esquivar al doctor para entrar a la habitación en donde ella estaba pero me detuvo.

-Hay algo que usted aún no sabe -Fruncí el ceño.

Toda la preocupación que se había ido volvió a mi en menos de un segundo.

-_______ recibió un golpe muy fuerte en el abdomen, ella fue muy fuerte al resistir el golpe, quedo inconsciente debido al susto y al dolor del golpe, aún tiene hematomas y cortes en el abdomen -Suspira y me mira apenado-. Lamentablemente el bebé que ella esperaba no resistió el golpe... era muy pequeño y... y bueno...

Abrí mis ojos como platos.
Y pude sentir por primera vez como aplastaban todas mis ilusiones.
También podía sentir como mi corazón se hizo añicos.

Ella estaba bien.
Pero el bebé no había podido sobrevivir. 

Apreté mis puños, pude sentir como una lágrima caía por mi mejilla.

Esto no podía ser cierto.
Ella no había podido perder al bebé.
No podía estar pasándonos esto a nosotros.

Suspiré intentando calmarme.
Nuestro bebé...
El fruto de nuestro amor...

No podía morir...
El no tuvo la culpa de la discusión que tuvimos ella y yo...
Sin embargo el pago las consecuencias...

Estuve unos largos minutos sentado en la sala de espera, llorando, lamentándome.

Hasta qué el doctor volvió a llamarme para que entrará a la habitación de _______.

Solo me dijo que tenga cuidado con lo que le diga, ya que ella ya sabía lo del bebé y se encontraba realmente sensible en estos momentos.

Limpié mis lágrimas y me anime a entrar, y la vi.

Su rostro estaba pálido, sus ojos rojos e hinchados por todo lo que había llorando en estas horas o minutos, sus preciosos ojos azules solo mostraban tristeza.

Me acerque a ella luego de cerrar la puerta, me senté a su lado.

-Lo lamento...
Susurré abrazándola con la voz rota.

-No fue tu culpa.

Me respondió con la voz llorosa.
La abracé aún más fuerte.
Tenía que estar para ella en estos momentos.

Nos amábamos.
Éramos uno.

-No se porque tuvo que pasar esto Ross...

Susurró correspondiéndome al abrazo.
Besé su cabeza una, dos, tres veces.

Podía sentir su dolor.
Quería calmarla pero no sabía como hacerlo, me acerque a sus labios y los bese dulcemente.

-Tranquila.

Susurré acariciando su cabello.
Ella negó con su cabeza mientras sollozaba.

Volví a abrazarla.
Sabía que en este momento solo quería ser consolada.

*

-¿Ross?
Susurró ella acariciando mi pecho.

Podía sentirla aún con el dolor dentro de ella pero por suerte había disminuido.

-¿Si?
Susurré algo adormilado.

Ella me beso los labios tiernamente y con algo de dificultad de puso encima de mí.

-Cuidado.
Dije tocándole la venda que tenía en el abdomen.

Ella hizo una mueca y volvió a besarme.

-¿Crees que todo estará bien luego de esto?

Asentí besándole la mejilla.

-¿Como se lo diremos a Jane?

Se sentía bien saber que _______ se preocupaba por mi hija a pesar de que no fuera la suya.

-Creo que es un poco pequeña para entenderlo... pero ya veremos como.

Ella asintió aún algo insegura.

-¿Ross?
Miré sus labios atentamente y luego a los ojos.

Le di un pequeño abrazo.

-¿Si, princesa?

-Quiero ir a Los Angeles, necesito estar sola... con mi madre y mi padre...

Me estremecí.

Las cosas cambian | Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora