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Nueve.

Miré a Jane sonriendo, Ross jugaba muy entretenidamente con Jane y sus muñecas. Me parecía realmente gracioso pero también me resultaba bastante tierno.

-Mierda -Gruñó Ross cuando su teléfono comenzó a sonar-. _______, ¿Puedes jugar con Jane mientras contesto? -Iba a responder pero me interrumpió-. ¡Muchas gracias!

Puse los ojos en blanco y me senté frente a las demás muñecas de Jane. Tenía demasiadas, casi todas eran con distinto color de cabello. Agarre una y Jane gritó.

-¡No!
Fruncí el ceño y agarre una pelijorra.

-¡NO!

¿No quiere que juegue con ella? ¿O qué? Volví a agarrar una muñeca, esta vez rubia y Jane no dijo nada.

Sonreí algo más calmada y dirigí la muñeca que estaba usando a la suya.
No se como paso, pero Jane boto de un golpe que dio con su muñeca a la mía, hacia la lámpara del suite de Ross.

-¿Pero que...
Me contuve de decir una mala palabra cuando vino Ross.

-_______, ¿Podrías cuidar a Jane? Tengo qué ir a un lugar, pero prometo no tardar nada.

Y antes de que pudiera decir algo, se fue. Dejándome sola con Jane.
La miré, ella me fulminaba con la mirada. ¿Acaso no le agrado?

-Jane... ¿Quieres ver una película?
Pregunté tiernamente.

Ella negó con su cabeza.
Pensé que iba a empezar a mirar a otro lugar pero no, me miraba fijamente.
Estaba comenzando a ponerme nerviosa.

-Vale... Eh... ¿Quieres juegar? -Volvió a negar-. ¿Quieres un helado?

Sonreí rápidamente cuando Jane asintió abriendo sus ojos a tope.
Agarre el teléfono y llame a recepción para que nos trajeran 3 copas de helados, para Jane, para Ross y para mí.

-Y dime... ¿Qué más te gusta hacer?

Jane frunció los hombros.
Claro... Aún no podía hablar completamente.

-¿Te gusta la Coca-Cola?
Jane sonrió y asintió rápidamente.

-¡También pediré una!
Exclamé sonriente.

*

-¡JANE! ¡VAS A CAERTE!
Grité a todo pulmón tratando de hacer que parará de saltar.

No fue buena idea darle helado, chocolatinas y Coca-Cola... Por suerte Ross aún no ha venido.

-¡JANEEE!
Grité parándome en la cama junto a ella, quería cargarla pero no podía debido a sus saltos.

Camine despacio hacia ella, un fuerte ruido que me hizo caer en el piso. Enseguida se escucho una carcajada de parte de Jane.
Maldición...

Me levanté del piso algo adolorida, mire hacia la cama pero ella ya no estaba. Suspiré y caminé hasta la sala.

-Joder.
Murmuré juntando los labios.

Jane lanzaba absolutamente todas sus muñecas con toda la sala.
Una de ellas me cayo justo en la nariz.

-¡Hija de... puto! -Murmuré bajito caminando hacia a ella-. Jane, es hora de tu siesta... Bueno... hace 1 hora era tu siesta.

Iba a agarrarla pero comenzó a correr por la gran suite.
Tendría que tomar medidas drásticas.

Me dirigí a la habitación y saqué un casco que encontré en el armario de Ross y unos patines.

Ahora si que no te escaparías Jane...

Volví a la sala rápidamente pero para mi sorpresa ahora ya no estaba.

-No me jodas...
Susurré recorriendo todo el suite.

Abrí mis ojos como platos cuando note que la puerta estaba abierta. Oh no...

¿¡Cómo mierda logro abrir la jodida puerta!?

Salí del suite y me dirigí hacia el ascensor, baje al primer piso, y vi a Jane allí, bajando por las escaleras mientras corría con una jodida sonrisa.

Entrecerré mis ojos al notar que se dirigía al notar que estaba corriendo por el pasillo del hotel.

¿A dónde quería...
¡¡LA PISCINA!!

Abrí mis ojos como platos y patine por los pasillos.
Llamando la atención de mucha gente, varios se reían de mi y otros por alguna estúpida razón grababan con sus teléfonos.

-¡¡JANE NO!!
Grité al ver que estaba apuntó de lanzarse a la gran piscina.

Las chicas que estaban allí se dedicaron a mirarnos mientras reían. Perras.

Patine hasta ella, pero cuando Jane cambio de dirección note que había sido demasiado tarde.

Intenté sujetarme de algo para no caer en la piscina pero fue envano.

El agua fría recorrió todo mi cuerpo, podía escuchar las carcajadas de la gente arriba.

Salí del agua al instante para recuperarme de aquel susto, pero solo empeoro, miles de personas enfocaban sus teléfonos en mí.

Sentía mis mejillas arder.
Busque a Jane con la mirada y la encontré, sentada en una silla de playa con sus ojos ligeramente cerrados y dibujando una sonrisa con los labios.

-Jodida niña...
Murmuré apretando los dientes.

*

-¿Se comporto bien?
Preguntó Ross dirigiéndose hacia Jane con una sonrisa de oreja a oreja.

Estornudé tapándome la nariz con mis manos luego de aquel acto mire a Ross

-Como no tienes idea...
Susurré sonriendo falsamente.

Las cosas cambian | Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora