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Quince.

Me maree al ver el resultado.
Dos rayas.
Maldita sea, ¿¡Por que mierda Ross no se puso un puto condón en su maldito pene!?

Suspiré intentando calmarme, pero sabía que no iba a poder hacerlo.

Lloré, lloré y lloré en silencio, si salía me encontraría con Ross, y no tenía muchas ganas de hablar con él en estos momentos.

Me lavé el rostro y me miré al espejo, mis ojos estaban ligeramente rojos, el maquillaje no se había salido por completo así se volví a lavarme en rostro, esta vez con un jabón especial para el cutis

Suspiré, dándome ánimos para salir y contarle a Ross de que estábamos esperando un hijo. Sabía que no se lo tomaría a mal, pero tenía miedo, mucho miedo a lo que pasaría con mi carrera.

-¿Por qué te tardaste tanto? ¿Estás bien? ¿Qué salió? ¿Estás...

Le mostré el test antes de que pudiera decir una palabra más.
Sus ojos se iluminaron de una manera increíble y una bella sonrisa se apoderó de todo su rostro.

Me abrazó con bastante fuerza para luego comenzar a besarme el rostro con extremo cuidado. Me besó los labios tiernamente.

-Te amo, te amo, te amo, te amo -Susurró contra mis labios-. Prometo no defraudarte princesa.

Sonreí desganadamente y lo abracé.
Cerré los ojos.

¿Cómo reaccionarían mis padres?
Seguramente muy mal... me gritarían terriblemente y mucho más al saber que el hijo que estoy esperando también es hijo de Ross Lynch, el chico que me causo miles de problemas en el internado

Bufé interiormente
Esto no podía salir mejor...

-¡¿Puedes creerlo?! -Dio un pequeño gritito haciéndome reír-. ¡Dios, nena, gracias, gracias, gracias!

Exclamó abrazándome fuertemente.
Me separé un poco más de él para poder anspirar aire.

-Debemos ir a una clínica, tenemos que saber cuantos meses tienes.

-Seguramente semanas...

Murmuré.

-¿Conoces a un doctor que viva en Kansas?

Negué con mi cabeza haciendo un puchero.

En realidad, en estos momentos no tenía interés en saber cuantos semanas tenía, estaba realmente asustada.

-Mierda -Carraspeó y me observó fijamente-. ¿Prefieres esperar hasta que estemos en Los Angeles?

Asentí recostándome en la cama con los brazos y piernas abiertas. Toqué mi frente.

Mañana... mañana tendría que grabar el comercial de Victoria Secret's.

Abrí mis ojos como platos, me quite la remera que traía puesta rápidamente y me dirigí al baño. Me puse enfrente del espejo, no había engordado ni un poco.

Y eso se me hacia raro...
Los test de embarazo pueden fallar... ¿Verdad?

-¿Por qué te ves jodidamente caliente?

Me reí por el comentario de Ross.
Le dejé un beso en los labios.

-No he engordado nada.

-Tal vez solo tengas 1 semana, nuestro pequeño aún es un pequeñajo.

Volví a reírme.
Tal vez no sea tan malo tener un hijo con Ross... aunque para mi carrera... era lo siguiente a malo.

-Mi carrera está arruinada, ¿Verdad?

Susurré tristemente.
Ross se acercó aún más a mí, me dejó un beso en el cuello.

-Claro que no, hay modelos que trabajan embarazadas haciendo... no lo se... comerciales de embarazo, o ropa para embarazadas... todo eso.

Suspiré pesadamente.
Definitivamente mi carrera estaría arruinada por 9 meses, o incluso más.

-Espero que no crezca en estos momentos.

Salí del baño, abrí mi armario y saqué un crop top cómodo, color gris que ponía "Good For You".

Ross me abrazo de la cintura, me estremecí, amaba que hiciera eso.

-Ya quiero decírselo a toda mi familia...

-¿Estarán felices?

-Seguramente, mi madre y mi padre amaron a Jane desde el momento que nació, mis hermanos también.

Hice una mueca.
Me senté en la cama y palmee a mi lado para que Ross se sentará.

-Pero es diferente Ross, los dos estuvimos en serios problemas con lo del internado...

Murmuré mirando mis pies, mis uñas aún seguían pintadas de color negro.

-Tienes razón pero no creo que lo recuerden -Alcé una ceja-. Bueno si, pero... no creo que sea tan malo, en fin, es mi vida y puedo hacer con ella lo que se me de la gana, ¿verdad?

Asentí haciendo una mueca.
Por lo menos Ross tenía 19.

-No estés triste -Besó mi mejilla sonoramente-. No importa lo que digan los demás, lo importante es que los dos estamos y estaremos juntos ¿Vale?

Asentí no muy convenida.
Aunque tenía un serio presentimiento de que no todo iba a salir bien.

Las cosas cambian | Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora