Lugares del pasado

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[CAPITULO 14]

La tensión de la semana me había causado un terrible dolor en el cuello y espalda, similar al dolor que pasaba cuando debía estar en guerrillas y descansar en duras e incomodas camas. Toda aquella tensión se debía a dos cosas, una, porque Damián se estaba comportando más insinuoso conmigo cuando estábamos solos en su oficina, y dos, porque el fin de semana se haría una pequeña celebración en la casa de Kate, lo cual implicaría volver a ver rostros que detestaba con todo mi ser.

Incluso estaba pensando en fingir que había enfermado gravemente y no podría salir, pero eso no funcionaría porque estaba obligada por Damián a quien no le importaba si tuviera un accidente, yo debía ir como su acompañante.

Los días trascurrieron con velocidad, incluso las horas parecían minutos que pasaban en un abrir y cerrar de ojos. El fin de semana había llegado por desgracia anunciándome que debía volver al lugar que alguna vez habité. No voy a mentir, realmente me encontraba hecha un manojo de nervios, los ejercicios de respiración daban efecto por un corto lapso de tiempo volviéndose un tanto inútiles, intenté incluso convencerme a mí misma que solo asistiría a una comida de socios de Damián y nos marcharíamos pronto del lugar, pero eso tampoco funciono cuando sus apellidos resonaron con fuerza en mi cabeza.

Estaba totalmente perdida, sin ninguna escapatoria.

¿Estas bien? —preguntó Chris viéndome fijamente desde el espejo, nuestras miradas chocaron en aquel reflejo y no pude evitar sentir pánico.

No —me gire hacia su figura que reposaba sentada en el borde de mi cama mirándome con cierta preocupación. El nerviosismo no tardo en invadir todo mi sistema haciendo que el oxígeno comenzara a escasear, mis manos se estaban mojando en sudor obligándome a limpiarlas en la falda que llevaba puesta—. No quiero ir.

Ven acá —Chris me jalo hacia él sentándome en su regazo, me abrazo con fuerza para intentar calmarme y hacer que mi respiración se regulara para evitar un mareo—. Todo va a estar bien, estoy seguro de que ellas no te recordaran, pero si eso no te hace sentir mejor entonces solo intenta mantenerte lejos de ellas.

Enserio desearía que tu pudieras venir conmigo.

Me encantaría pero no es un lugar muy seguro para mí —con sus cálidas manos tomo mi rostro y me hundió en un suave beso que me trajo de vuelta a la calma, era por esto que Chris ahora se estaba volviendo mi droga favorita—. Solo ten cuidado preciosa.

Debía armarme de valor y superar el terrorífico miedo de volver a pisar la casa que alguna vez fue una cárcel para mí durante mis tres primeros años de vida. No debía permitir que toda esa opresión que alguna vez pusieron sobre mi hiciera efecto hoy en día, pues ya no les pertenecía a ellas ni mucho menos a la que me dio la vida, debía mostrarles que el único monstro entre las tres eran ellas y no necesariamente por cargar armas o matar, si no por el simple hecho de haberme intentado destruir desde mi primer respiro de vida.

El lugar no era exactamente a como lo recordaba, tenía muy vagos recuerdos pero sabía con exactitud que había sido remodelada de una manera impresionante, llena de lujos de un lado al otro. Todo estaba decorado estratégicamente, el enorme jardín había sido podado haciendo que soltara un toque más fresco, los invitados parecían complacidos con el inmenso recinto donde habitaba la nueva vicepresidenta de la empresa, pues era de esperarse que una mujer tan poderosa como ella viviera en un lujoso lugar como este.

Intentaba de todas maneras alejar de mí cualquier recuerdo que se viniera a mi cabeza sobre ese lugar, era difícil el esfuerzo de prestar más atención a Damián que de la sofocante casa en la que nos encontrábamos, pero al menos los intentos por distraerme daban resultados por muy poco.

Mi Próxima Misión |2° TEMPORADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora