Nueva misión: Rescate

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[CAPITULO 44]

Mark y yo caminamos varios kilómetros hasta que la luz del sol comenzó a salir, habíamos llegado a una parte de la ciudad que aguardaba a calles que carecían de lujos, con casas sencillas techadas incluso de cartón con enormes cobijas. La gente de ahí no vestía tan galante o normal como los demás, vestían prendas desgastadas, algunas rotas y otras tantas bastante sucias por el uso continuo que le daban. Quien iba a imaginar que San Petersburgo guardaría en lo más recóndito una de las calles más pobres de la ciudad carente de atención gubernamental y de su pueblo.

¿Qué hacemos aquí? —mire a mi alrededor notando como varias personas no quitaban su vista de nosotros mirándonos algo extraños y curiosos.

Mark ignoro mi pregunta y solo se limitó a tomar mi mano con fuerza y seguir caminando sin detenerse, algunas personas intentaron acercarse hasta nosotros pero él inmediatamente los alejaba en un ruso bastante fluido.

Nos detuvimos en una de las casas, donde tuve que entrar por órdenes del pelinegro. Aquella morada era bastante humilde, con un olor combinado de piso sucio y limpiador, las paredes estaban hechas de diversos materiales cubiertas con periódico y cobijas para intentar mantener el calor en la casa, la mayoría de las cosas se encontraban polvorientas, tiradas y arrumbadas por los suelos.

Una mujer de bastante edad avanzada salió de uno de los cuartos recibiendo a Mark con un cálido abrazo y un beso en la mejilla, le dijo algo en ruso que no logre entender y nos dirigió hasta el comedor ficticio que eran un par de botes de garrafón y una mesa de plástico.

¿Así que tú eres la señorita que está en problemas? —habló la mujer de pelo cano dirigiéndose a mí y ofreciéndome un desayuno casero que ya había preparado.

Mire a mi acompañante confundida y él rio divertido ante la situación aceptando del plato de comida que la anciana también le había ofrecido.

Aly, ella es Margaret, me he estado hospedando con ella desde que comencé con mi misión en Rusia —Margaret sonrió dulce haciendo marcar todas las arrugas de su rostro. Tomo un banco y se sentó enfrente de nosotros para degustar en compañía el desayuno que se veía bastante delicioso—. Le he dicho que debía rescatar a una damisela en apuros.

—Comprendo. Ella debe saber mucho.

—Lo suficiente linda —dijo Margaret tomando un sorbo de su café—. Así que no te sientas cohibida de hablar de tu trabajo, de aquí no sale absolutamente nada.

Le sonreí ante sus palabras y la enorme confianza que Mark le tenía, pues muy a pesar de que ahora nos habíamos vuelto muy buenos amigos jamás me conto del vínculo afectuoso que tenía con aquella mujer, misma que parecía no mostrarse temerosa ni indiferente ante nuestra presencia y nuestro trabajo, parecía incluso que era algo bastante normal para ella recibir a agentes de instituciones secretas en su pobre morada.

Entonces, ¿sabes porque esas personas me están buscando? —pregunte dirigiéndome a Mark quien comía bastante hambreado del desayuno.

En realidad no, desconozco por completo quienes son y cuáles son sus intenciones, las cuales no deben ser muy buenas como para haber secuestrado a un fugitivo de la organización que imperia en este lugar.

— ¿De qué hablas?

— ¿Recuerdas al asistente rubio de Jeremy? —Asentí levemente atrayendo de inmediato a mi cabeza a Chris—. Bueno, pues parece ser que es o era un agente de la OSR. Ayer estaba deambulando por una de las calles que daban casi a las afueras de la ciudad, y vi al grupito que te estaba persiguiendo esta mañana sacar a ese rubio de una camioneta, ¿cómo se llamaba?

Mi Próxima Misión |2° TEMPORADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora