Asistente novata

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[CAPITULO 9]

La semana había transcurrido excesivamente atareada, iba de un lado a otro, abusando del uso del elevador, llevando papeles, recogiendo otros, transcribiendo solicitudes y sobre todo soportando el modo mandatorio de Kate. Justo como Damián lo había dicho, ella pronto sería la próxima sub-directora de la empresa otorgándole un puesto más alto en el lugar, y eso conllevaba que todas las cosas estuvieran en orden y al corriente en el trabajo, pues el consejo directivo quería que cuando Kate recibiera su alto puesto las cosas en el trabajo estuvieran totalmente en orden, y a eso me refiero específicamente a que la rubia debía terminar todo su trabajo atrasado en una semana.

¿Y quién hizo todo eso? Exacto, yo. Me había tomado como una clase de asistente novata para hacerle la mayor parte de las tareas y que ella tuviera el tiempo justo para arreglar su imagen y estar perfecta para el día del nombramiento.

Aly —se asomó Lilia por la puerta de la oficina con un par de carpetas en mano, su respiración parecía estar algo agitado y un par de gotas de sudor emanaba de su frente—. Te ayude a entregar un par de recibos y fui por el encargo a la oficina de la señora Guilman.

—En verdad no tenías por qué hacer todo eso Lilia, no quiero que cargues con más trabajo del que ya tienes —me puse de pie y le ayude a cargar las carpetas que llevaba en mano para colocarlas en el escritorio.

Lo sé, pero esa mujer te está cargando tanto la mano que pienso es demasiado para un pasante, digo, estas aquí para aprender, no para hacer el trabajo que le corresponde a la señorita Johansson.

—Como sea, de todas formas Damián me asigno con ella y debo obedecerle a todo sin objeción —quite los tacones de mis pies y comencé a darles un masaje, estos ya estaban rojos, incluso empezaba a arderme la planta del pie al caminar—. Estas jodidas zapatillas van a terminar dejándome sin pies.

—Se te ven terriblemente mal —miro con desagrado mis rojizos pies y procedió a salir de la oficina—. Adelantare un poco mi trabajo y volveré nuevamente para ayudarte.

Lilia salió de la oficina para dejarme sola con el tiradero de papeles que me rodeaban, ni siquiera había tenido tiempo para arreglar todo aquí, y por desgracia Kate le dio órdenes a la mujer de limpieza de no mover ni un solo centímetro las cosas que tenía ahí, por lo que en las mañanas la pobre mujer solo limpiaba por encima del mugrerío que tenía.

Me senté en el pequeño sillón y estire mis piernas para poder relajarme, estaba exhausta, las pocas horas que podía dormir en casa eran insuficientes, porque debía presentarme a primera hora del día y marcharme lo más tarde que los guardias de seguridad me permitían quedarme. Odiaba con todo mi ser todo esto, si realmente así era la vida normal entonces prefería las interminables misiones a tener que lidiar con las zapatillas del demonio.

¿Tomando un descanso señorita Blackwell? —Abrí mis ojos rápidamente y note a Damián mirándome divertido mientras se sentaba dónde estaban mis piernas y las tomo sin ningún permiso—. Debes estar agotada —comenzó a masajear delicadamente mis pies e inmediatamente las quite de su agarre para colocarme de nuevo las zapatillas.

Creí que volvería dentro de un par de semanas.

—Bueno, el nombramiento de Kate se adelantó para pasado mañana así que debo estar presente aquí como el director de la empresa.

Asentí comprendiendo la situación y me puse de pie al mismo tiempo que el moreno, sus penetrantes ojos verdes se estaban incrustando en mí que no me dejaban caminar con libertad por la pequeña oficina, me sentía como una presa que estaba siendo asechada por su depredador.

Mi Próxima Misión |2° TEMPORADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora