Encuentro bajo la tormenta

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[CAPITULO 6]

La semana transcurrió con lentitud, los días se habían vuelto rutinarios, pesados y cansados, las exigencias de Kate iban aumentando asignándome cada vez más tareas complejas por hacer, liberándole tiempo a ella y manteniéndome más tiempo a mi encerrada en la pequeña oficina que comenzaba a aborrecer.

Cada tarde noche que volvía a casa solo me dedicaba a prepararme la cena, tomar una ducha y dormir la máxima cantidad de horas posibles. Mark ya no se encontraba en el país, pues Clark le había asignado una misión que tomaría mínimo unos cinco meses en los países bajos.

Ahora si literalmente me encontraba sola, tanto que mi ahora monótona vida era sumamente aburrida.

Hoy era una de esas tardes donde Kate había cargado demasiado su mano en mí, dejando en mi escritorio montones de papeles que debía checar y todo aquello debía entregárselo al día siguiente, para que después fuera con su jefe y se levantara el cuello de que ella había hecho absolutamente todo.

"Vaya mujer tan aprovechada".

¿Necesitas ayuda? —pregunta Lilia parada en el marco de la puerta con todas sus cosas en mano para regresar a casa.

No gracias, ya estoy por terminar puedes irte tu si quieres.

— ¿Segura?

—Muy segura, te veré mañana.

—Bien, descansa.

Durante mi primera semana en este enorme lugar la única a quien le hablaba era a Lilia, quien era la secretaria principal de Damián y de cierta manera de Kate también, pues esta se había aprovechado de la humildad de la pobre mujer.

Lilia fue la única que me ayudo con las exigencias de la rubia, pues aunque llamara a Kate esta alegaba que no tenía tiempo para resolver dudas, que solo la llamara cuando hubiera finalizado mi trabajo, por lo que literalmente mi única "mentora" aquí era ella. Era una mujer muy linda, muy accesible, solidaria y humilde, aunque a veces pensaba que era algo tonta, por el hecho de acatar órdenes de personas ajenas a su jefe, haciendo así que las personas se aprovecharan de ello, en especial Kate.

Aun me quedaban una carpeta repleta de solicitudes de clientes que habían la semana pasada, debía pasar una enorme cantidad de datos al sistema lo cual probablemente me lleve toda la noche saliéndome del lugar hasta que el guardia de seguridad me corriera.

Veo que Kate te puso demasiado trabajo —levante mi vista y me topé con Damián quien tenía las mangas de su blusa arremangadas y con dos botones desabrochados.

Sinceramente se veía demasiado atractivo de esa manera.

Sí, pero ya estoy por terminar solo me falta esta carpeta —señale la carpeta con estampado que estaba llena de papeles.

Bueno, entre más manos mejor y así no sales tan tarde de aquí.

—No no no, se lo juro estoy por...

—Nada de eso, voy a ayudarte anda pásame la mitad de esas solicitudes.

Suspire resignada y le pase la mitad de mi trabajo al moreno quien jalo una de las sillas de ahí y se sentó enfrente del pequeño escritorio que tenía.

Comencé a teclear rápidamente para poder pasar toda la información y salir pronto del lugar, por suerte mis habilidades para hackear sistemas de manera rápida me habían otorgado la habilidad de mover mis dedos ágilmente por el teclado y memorizar sin fallas la información que debía anexar, sacándome una ventaja de poder hacer todo esto mucho más rápido que alguien promedio.

¿Cómo te has sentido esta semana? —pregunto Damián rompiendo el silencio que se había generado en la oficina.

Bien, algo cansado pero bien.

—Me alegro —siguió escribiendo la última solicitud que tenía en sus manos, tal parecía que los dos habíamos acabado al mismo tiempo y eso me alegra, porque no quería que pensara que era una lenta—. Listo —sonrió con satisfacción me entrego la mitad del trabajo que le había dado—. Entre más seamos, más rápido se hace el trabajo.

—Gracias —tome las hojas y las guarde en la carpeta con algo de rapidez y torpeza, sentía la mirada del castaño y eso me ponía algo tensa, no me gustaba que su mirada estuviera fija en mí—. Bueno, creo que es hora de irme, nos veremos mañana y gracias de nuevo.

—No hay por qué agradecer.

Tome todas mis cosas y salí de ahí perdiéndome del pasillo al ingresar al frio elevador. No sé porque pero Damián me causa cierta tensión, me sentía algo incomoda estando sola con él, digo, no era una sensación de incomodidad como si me estuviera acosando, era algo más extraño, tal vez su manera expresiva de mirar me causaba cierta intriga.

Las nubes se habían puesto grisáceas, el cielo estaba tan nublado que parecía que pronto caería una clase de diluvio a la ciudad, por desgracia mi auto se había descompuesto y lo había tenido que llevar al mecánico donde debía quedarse un par de días.

Camine lo más rápido que pude por las calles que comenzaban a quedarse solas, pues las personas comenzaban a refugiarse en algún lugar para evitar la lluvia, yo por mi parte lo único que quería era llegar a casa, tener una buena ración de comida y tumbarme en mi cama. Pase por una calle solitaria, donde ningún alma deambulaba ya por el lugar, los puestos habían cerrado siendo yo la única persona que vagaba por ahí.

Un enorme trueno resonó con fuerza en el cielo soltando de inmediato una fuerte lluvia que no tardo en empaparme, me quite las zapatillas y corrí con cuidado de no chocar o pisar algo. Mis piernas se estaban congelando al igual que mi cuerpo, el agua era sumamente fría, las prendas que llevaba se estaban pegando a mi anatomía, mi pelo ya estaba bastante húmedo que no tardo en derramar un par de gotas en mi cara.

A lo lejos note un negocio que tenía una carpa que al menos me cubriría de lo que restaba de la lluvia, porque para evitar mojarme no, ya que literalmente ya estaba chorreando agua. Corrí rápido, pero resbale con un charco de lodo haciéndome perder el equilibrio, cerré mis ojos para evitar ver mi caída pero no fue así, sentí unas manos sujetarme con fuerza de la cintura evitando que mi cara se estampara contra el húmedo cemento, me volteé a ver a aquella persona y entonces mis ojos se deslumbraron ante el par de océanos que me miraban fijamente. Mi corazón latió con emoción, trayendo a flote los sentimientos que había creído haber eliminado de mí ser, pero no era así, era imposible dejar de sentir algo por el cliché hombre.

¿C-Chris? —mi respiración estaba algo agitada por el par de cuadras que había corrido para llegar a mi lejano hogar, y junto a ello le agregábamos que el rostro de Chris estaba a centímetros del mío—. ¿Qué haces aquí?

No puedo decírtelo ahora, es peligroso que alguien nos vea juntos en la calle.

— ¿Sucede algo?

—Te lo contare todo cuando estemos solos —me tomo delicadamente de la mano para seguirlo pero de inmediato me zafe de su agarre, no sabía que tramaba o porque alegaba estar en peligro. Si mal no recuerdo Chris inevitablemente se volvía el enemigo solo por estar en la organización enemiga a la mía.

No voy a ir contigo —retrocedí un par de pasos, alejándome de él—. ¿Por qué tendría que hacerlo?

—Aly, ya te dije que no podemos hablar aquí, es peligroso.

—Dame una razón del peligro y pensare si en ir o no contigo.

El rubio suspiro frustrado y se acercó a mi pegando sus labios a mi oído, pude sentir su cálido aliento en este provocándome un leve escalofrío en todo el cuerpo—. La OSR me está buscando...ahora soy un fugitivo...

Mi Próxima Misión |2° TEMPORADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora