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A la mañana siguiente Seungmin se despertó y se dirigió a la pequeña cocina del sitio, notó que no había mucho por lo que se vistió a pesar de estar bastante sudado y salió a comprar lo básico

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A la mañana siguiente Seungmin se despertó y se dirigió a la pequeña cocina del sitio, notó que no había mucho por lo que se vistió a pesar de estar bastante sudado y salió a comprar lo básico.

Al volver Chan estaba aún dormido por lo que cocinó algo simple para el desayuno.

Si el mayor quería ver cómo sería "vivir juntos" le daría la experiencia completa, para que se ilusionara más.

Cuando los platos estuvieron listos se dirigió a la cama y se encargó de despertar al mayor con besos en las mejillas.

-Despierta, amor. Vamos a desayunar.- dijo y el mayor sonrió, atrayéndolo a sus brazos.

-Ojalá todas mis mañanas fueran así.- mencionó mientras el alto acariciaba su descubierto pecho.

-Lo serán, Channie.- besó su mejilla.

Se levantaron de la cama y Chan tras ponerse ropa se dirigió a la pequeña mesa de la cocina, la cual contaba con dos bancos que tenían vistas al patio.

Comieron y el mayor sonrió al probar su comida.

-Esto sabe muy bien, cariño.- dijo, el menor sonrió.

-Gracias. Me alegro de que te guste, amor.- besó su mejilla y el mayor acarició su cabello. -Deberíamos comer y bañarnos... me siento sucio.- admitió, él estuvo de acuerdo.

Terminaron de comer y se metieron en la ducha, donde llenaron la bañera con una de esas bombas de baño que había tornado el agua morada, estaban relajados uno frente al otro.

A eso de las diez de la mañana estaban volviendo a la casa. Bueno, Chan estaba volviendo a la casa, a Seungmin lo dejó en la misma plaza en la que lo recogió.

Al llegar a la casa una no muy contenta Jihyo estaba de brazos cruzados frente a la puerta de la cochera, esperándolo.

-No pensé que lo de la otra te fuese a durar tanto, Chan. Te tenían a dos velitas.- dijo mientras lo examinaba de pies a cabeza. Lo cierto es que tres semanas había pasado sin interacciones con su amante, y eso la había llevado a pensar que ya dicha relación había acabado.

-No digas esas cosas, Jihyo.- dijo simple y pasó a la casa, dirigiéndose a la habitación con ella siguiéndole.

Una vez dentro cerró la puerta, haciendo que el mayor supiera lo que venía.

-¿Te gusta más cómo te lo hace ella?- cuestionó mientras se acercaba a él con cuidado, él se quitaba frente a su parte del armario su reloj.

-No te voy a responder.- dijo simple, ella sonrió empujando su propia mejilla con su lengua, sintiendo molestia.

-O sea, que sí.- rio sin poder evitarlo, el mayor negó.

-Ya... deja el tema, por Dios.- rodó los ojos y ella lo empujó con fuerza a la cama, haciéndolo acostarse.

The secret revenge ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora