Un amor no superado puede llevar a tantas cosas... Especialmente si tras él vive el sentimiento de rencor por un rechazo.
¿Hasta dónde sería capaz de llegar en busca de venganza? O... si realmente puede llevar a cabo su plan.
Después de todo... Dond...
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Cerca de las dos de la tarde un olor agradable lo despertó, rascó ambos de sus ojos y se dirigió hasta la cocina, encontrando a Kyujin cocinando el almuerzo.
-Buenos días.- dijo él con una sonrisa.
-Hola, ¿Dormiste bien?- cuestionó ella, con el mismo gesto en sus labios.
-Sí, gracias.- se recostó en el marco de la puerta.
Ella sonrió y comenzó a servir la comida que ya llevaba casi media hora preparando.
Comieron juntos en tranquilidad y al terminar Seungmin lavó los platos y recogió la mesa como agradecimiento.
-Dame tu número.- pidió antes de irse a casa de los Bang, cuando se estaba despidiendo de ella.
Esta no tuvo problema alguno y guardaron sus números, finalmente se fue y al llegar a casa sonrió, estaba todo tranquilo, las mujeres del aseo la limpiaban como cada domingo.
La familia no estaba en la casa por lo que se quedó en su habitación, tranquilo mientras su vista descansaba en el techo, no tenía sueño porque había dormido toda la mañana en el sofá de la casa de Jang.
Sin importarle demasiado el que pudiesen llegar sus jefes se dirigió al cuarto de instrumentos donde utilizó el teclado, cantando algunas de sus canciones favoritas, practicaba para que al momento de volver a Estados Unidos pudiese retomar su trabajo en el bar de la señorita Miller, quien le escribía mínimo dos veces a la semana sólo para saber cómo le estaba yendo en Corea.
Puede que New York guarde una de las más duras y difíciles épocas de su vida, pero las personas que encontró allá son algo de lo que nunca se arrepentiría.
Pasó horas y horas allí encerrado, suficiente para que la habitación se fuese poniendo oscura de a poco.
Al bajar se sintió avergonzado por encontrar a la familia ahí cenando, lo habían escuchado.
-Tienes una voz tan hermosa como tú.- dijo Jake y sus padres lo fulminaron por la mirada. -¡No dije nada malo!- se quejó.
-Gracias, Jake.- dijo, con una suave sonrisa.
-¿Dónde estuviste, Seungmin? De pronto te pierdes y nadie sabe nada de ti.- dijo Jihyo con una sonrisa en labios.
-Estaba en una fiesta, pero pasé la mayor parte del tiempo sentado en un banco en la acera.- admitió.
-¿Para eso vas a las fiestas?- cuestionó el adolescente divertido y Kim negó.
-Fui para distraer un poco mi mente y dentro de la casa se les estaba empezando a ir un poco de las manos todo y me quedé hablando fuera hasta que amaneció.- dijo simple.
-¿Hablando?- cuestionó Chan.
-Sí, hice una amiga en la fiesta.- dijo simple, -La acompañé a fumar fuera y nos quedamos hablando.- dijo y sin querer hacer más larga la conversación fue en dirección a la cocina, sirvió algo de cereales con yogur y se sentó con ellos.