|Dragon Ball RA| |SAGA DIOSES|

Capitulo 1

     La chica de ojos blancos se pasa la peineta de piedras preciosas por su larga cabellera negra que poseía las punta teñidas naturalmente de blanco, se mira al espejo con melancolía, no puede evitar sentirse furiosa. Hoy sería presentada a todo el planeta Kamega y los Supremos Kaio-sama de los doce universos como la Diosa Megami, pero ella no tenía planeado asistir.

    Admira la marca de la Diosa que yace sobre su pecho; una flor de Kreseq envuelta en llamas sin consumirse. La flor de Kreseq es parecida a la azucena terrestre, sólo que la primera tiene espinas en los pétalos y su tallo se encuentra enroscado en sí mismo. Pasa las yemas de sus dedos por el incomodo vestido de gala en color púrpura que llegaba un poco debajo de sus glúteos y mantenía cubierta su espalda pero dejaba ver la marca de su pecho, también lleva puestos unos guantes negros sin cubrirle los dedos y unas botas largas hasta la rodilla del mismo color.

     Su familia la confino a sus aposentos cuando cumplió 12 años de edad, cortando toda comunicación con el universo exterior y provocándole que un inmenso odio creciera dentro de ella. Anion había declarado que Kira no podría ver los universos hasta los diecisiete años y ese día había llegado.

     Kira se sentó en medio de sus aposentos y coloco sus manos frente a ella formando un triangulo con las manos, centro su mente un planeta del universo seis pero la rabia comenzó a carcomerle el interior cuando sólo vio polvo cósmico y espacio exterior: aquel planeta había desaparecido. Furiosa, lanzo un cubo color negro contra su espejo, el cual se volvió añicos al instante. Corrió a su armario, buscando un objeto especial llamado "Alo Suros" en forma de bola de cristal que le permitiría enfocar mejor su objetivo, una especie de conductor que también te permitía ver los acontecimientos del pasado. Lo coloco sobre su cama y posó sus manos sobre la esfera.

— ¿Qué fue lo que le pasó al Planeta Vegeta?— le preguntó a la esfera con voz autoritaria.

     De la esfera salió un destello de luz blanca y una voz asexuada le contestó:

— Fue destruido por aquel que se le denominaba EL EMPERADOR DEL MAL, conocido popularmente como Freezer, hijo del Rey Cold.

    Después de que la voz terminó de decir la última palabra, una imagen comenzó a reproducirse en la esfera; Freezer miraba la destrucción del Planeta Vegeta con fascinación y regocijándose en lo que parecía ser una especie de trono. 

— ¿Existen sobrevivientes?— preguntó ella, tragándose su rabia.

— Sí— contestó la voz —. Existen tres sobrevivientes.

— Te exijo que me digas sus nombres y ubicaciones. 

     La esfera se ilumino de nuevo y dos imágenes aparecieron esta vez. Eran dos planetas, el primero era muy hermoso, de color azul y con unos toques de verde; el segundo era más vago, su color era anaranjado con unos toques de blanco y con dos anillos, uno vertical y el otro horizontalmente.

— El primero es el planeta que comúnmente se conoce como Tierra, en este existen dos saiyajines, Kakarotto y el príncipe de los Saiyajins: Vegeta— Kira sonríe ampliamente —. El segundo se conoce como el planeta Tech-Tech, aquí existe un segundo sucesor al trono de los Saiyajins: Tarble, hermano de Vegeta.

     La sonrisa de Kira se torna sombría y torcida. 

— La insolencia de esa raza me condenó a ser la reencarnación de mi tía. Me condenó a ser algo a lo que no quiero ser. Me vengaré por lo que me acaban de hacer... LO JURO.

    Vuelve al armario, introduce rápidamente la esfera en él y con su mano libre saca el manto sagrado, aquel que le concedía el poder de la tele-transportación así como le era útil para sus combates cuerpo a cuerpo. 

     Un ruido seco le provocó un respingo, sus padres trataban de entrar a su habitación, con las manos temblorosas y su objetivo en mente, Kira salió por la ventana con el manto sagrado rodeandole el cuello.

— Llevamé al Planeta Tech-Tech— le susurró al manto, el cual obedeció.

***

    Narra Kira

     Me tomó veinticuatro minutos llegar al planeta Tech-Tech, ahora estoy entrando en su atmósfera. Una vez en tierra emprendo el vuelo para encontrar a ese apestoso mono, miro a mi alrededor y veo a unas extrañas personas, son los habitantes de este planeta. Son bastante diferentes a los Saiyajines así que deduzco que no será problema encontrarlo. Cierro los ojos e intento verlo con mi mente, necesito exterminarlo a él primero ya que está sólo, su presencia comienza a volverse visible. Continúo sobrevolando los cielos, entonces... a lo lejos observo a un hombre que resalta de entre los habitantes del planeta. Su piel es bronceada, de ojos negros al igual que su cabello, vestido con un singular uniforme de batalla, propio de los saiyajines pero lo que lo delata es... la cola que lleva enroscada a la cintura.

     Me apresuro a llegar al lugar, el viento me arranca algunas lágrimas de mis ojos, el corazón me palpita con tal fuerza que podría jurar que se sale de mi pecho. Caigo de pie en el suelo, haciendo un enorme hueco bajo mis pies, el hombre me mira, curioso.

— Hola, Tarble— saludo con mi habitual sonrisa.

— ¿Qui-quién eres?

     Doy un poderoso salto y le clavo mi puño en su pómulo, da un inarticulado gemido cuando cae al suelo. Se levanta con dificultad, la sangre brota abundante de la herida fresca, lo que parece ser una hembra de la especie que habita el planeta se acerca a él, preocupada. Pero Tarble la hace a un lado. Se me lanza encima seguido de una lluvia de puñetazos, los cuales logro evadir con facilidad. Logro agarrarlo del cuello, sus ojos se tornan inexpresivos y la mujer que previamente se le había acercado ahoga un grito, coloco la punta de mis dedos en su pecho y con una sonrisa en mi rostro le atravieso el pecho, la sangre me salpica en el rostro, en mi mano sostengo su corazón que da un último latido. 

     Y así los gritos empiezan al igual que mi venganza.

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