Capítulo XIV: El plan B

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Lydia y Stiles llegaron a primera hora de la mañana al apartamento de los Argent, Allison les abrió la puerta, vestía de pies a cabeza de un cuero negro.

Lydia reconoció los guantes que usaba cuando empuñaba el arco, nunca había entendido el porqué, tampoco se molesto alguna vez en preguntarle.

—Pasen, estamos en el estudio —movió la cabeza indicándoselos, y ambos le siguieron.

Conocían de memoria los pasillos de ese apartamento, ella había pasado bastante tiempo allí en las últimas semanas. Luego de la muerte de la madre de Allison, se había sentido culpable. Al fin y al cabo, ella había cometido sus errores, pero nadie merecía que su familia fuera asesinada de esa manera.

No por un psicópata.

Los Argent tuvieron otro funeral, uno a uno parecían ir evaporándose en el viento, dejando tras de sí solo las cenizas.

Porque eso sucede cuando te mueres, no queda nada de ti, solo un nombre y una serie de recuerdos de las personas a las que les importantes. Pero incluso, con el tiempo, esos recuerdos comienzan a irse también.

Es más fácil olvidar que afrontar el dolor.

Ella sabía sobre eso.

—Bien, ¿Cuál es el plan? —Stiles fue el que habló, mientras entraban en el estudio.

Este era espacioso, había una gran ventana detrás del escritorio, donde estaba parado Chris Argent.

Un muy variado arsenal de armas se desperdigaba por la mesa, desde espadas, a cuchillos. Armas, granadas, y algo que ni siquiera sabía que era, pero que se veía sumamente mortal.

Stiles miraba todo como un niño en Navidad, y Lydia casi se rió de él. Nunca le había visto tan emocionado.

—Pasamos toda la noche investigando todo lo que pudiéramos sobre Katashi —Allison les contó—, el es un obseso paranoico, no ve a los visitantes. Rara vez da dos pasos fuera de su mansión.

—¿Cómo llegaremos a él? —preguntó Lydia, sabiendo que ellos dos tenían un plan. Había pocas cosas que dos cazadores experimentados no pudieran hacer.

—Si hay algo que no ha cambiado en Katashi, es su obsesión por las armas —Chris retiró de una de las vitrinas una caja metálica, en su interior, desvelo un arma brillante de un color plateado. Llevaba incrustado una serie de figuras hechas en lo que parecía ser bronce—, ayer hable con unos contactos, e hice que se corriera la voz de que estaba vendiendo una de mi propia colección. Se trata de un fusible de chispa fracturada, una pistola francesa de 1645.

Ambos asintieron

—¿Y cómo lo haremos? —Preguntó Stiles—, digo, ustedes harán el intercambio ¿y nosotros nos colaremos en la casa?

—Para ser honesto —menciono Chris, levantando la vista e intercambiándola con ambos—, preferiría que ninguno de los tres fuera. Es peligroso.

Lydia se cruzó de brazos

—Estamos todos en esto —alegó—, ya no somos simples niños que se toparon con lo sobrenatural. Somos adultos que saben a lo que se enfrentan, y que aceptan su responsabilidad sobre lo que está sucediendo.

Chris asintió

—Lo que sean ellos —Allison habló, cortando el momento—, sabemos que atacaran de nuevo. Lo que nos deja hasta la noche para encontrar la forma de protegerlos a todos.

Los demás individuos de la sala asintieron, entendiendo a que se refería.

***

—¿Están todos listos? —preguntó Scott mirando a Kira, Isaac y Derek. Este había aparecido hacia unos minutos.

Despierta | Teen Wolf #5|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora