—¿Otra vez tú? ¿Te crees la protagonista?
Dando unos pasos apresurados, me acerco al escritorio de la rubia con sonrisa engreída, pero Vivienne me detiene con su brazo.
—Cálmate, princesa.—la mujer a mi lado es la primera en tomar asiento, imito su acción cuando los ojos de Nadia aún no se despegan de mí.
—¿Qué es lo que quieres ahora?—la voz de Vivienne sale relajada, dejando escapar un poco de aire y manteniendo la compostura.
—Creo que nos debemos favores, eso es lo que hacen los amigos.
—Te estoy cuidando la espalda en este momento, recuerda tu etiqueta negra.
—Pues, claro. Querida, ese es un trato entre nosotras.—Nadia mueve sus dedos apuntándose a sí misma y luego a mí—Pero esto compromete a la Amapola Dorada.
Arreglo mi cabello con la excusa de acomodar el comunicador para facilitar el audio, Zoe debería estar escuchando.
—Continúa.
—Uno de mis hombres necesita un contacto, supongo que tu líder nos podría ayudar.
—¿Y entrometerte de nuevo en nuestro atraco?
La conversación se vuelve aburrida cuando mi atención es arrastrada a un rincón específico de la sala, hay una mancha carmesí en el piso de mármol. Mis ojos vuelven a la rubia, hablando tan pacífica, me detengo en sus detalles, los anillos de sus dedos están salpicados y su sonrisa tiene un poco del mismo.
Ella se da cuenta que la estaba mirando, me sonríe más ampliamente y guiña un ojo, llevando sus manos debajo de su mentón.
Ahora ya sé cómo llegó a estar sentada en la silla del director.
—Bien, si quieren... Dejaré mis torpes intentos de coqueteo hacia Vivienne.
—¿Eh?—pestañeo varias veces.
—Los dejaré en paz. No buscaré su ayuda si tanto les molesta.—su expresión cambió repentinamente, como si su voz cortara el aire.
Vivienne se levanta extrañada y camina junto a mí hacia la salida.
Esto no está bien. Esto me sabe mal.
Justo antes de atravesar la puerta, ese distinguido tono de voz me detiene.
—Recuerda, Pandora. El ser humano jamás dominó el fuego, no está en nuestra naturaleza.
Comenzó a jugar con el fósforo en sus dedos. Esta vez, entendiéndolo con una sola y ágil mano.
La miré mal y salí de aquella habitación, Nikolai quería información sobre el director del museo francés para saber exactamente su punto débil y chantajearlo con algo mientras el atraco sucede. Pero eso no será posible: murió.
Tanto Vivienne como yo, salimos con una sensación extraña en nuestros cuerpos, una duda y amenaza instalada. Pero si la otra lo notó, ninguna dijo nada. Compartimos miradas y una vez más, salimos de allí.
—Eso fue extraño.—entramos al auto y León nos recibe con una mirada intrigada.
—Lo sé, mejor salgamos de aquí.—suspiré—Y me refiero a París.
—Pero acabamos de volver, amor.—Vivienne se mueve desconcertada.
—Estoy segura que Nikolai opinará lo mismo que yo.
—¿Por qué lo dices?—León dobla en una esquina y emprende camino a nuestro hogar.
—Si una persona como Nadia tiene que mover contactos de la realeza directa con la familia de Nikolai...

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Reina de Ladrones
RomanceEsta es la historia de Pandora, una chica que persigue sus sueños estudiando en la universidad de bellas artes; no sabe la magnitud de su talento hasta que un grupo de ladrones se interesan en ella y la necesitan para su nuevo atraco, entonces suced...