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Volví a la universidad a las 19:55. Aproveché todo lo que pude con Gonzalo, después de todo es mi hermano y no lo volvería a ver hasta el fin de semana siguiente, y probablemente tampoco porque tengo que estudiar. Entré a la habitación y lo vi a Ramiro sentado arriba de la cama, con la espalda contra la pared.

-¿Donde estabas? -me preguntó mientras me miraba fijamente, sus ojos estaban rojos e hinchados. Había llorado.

-Emmm, me fui con mi hermano. Tenía que despejarme. -le contesté, abrí mi mochila, saqué las zapatillas, el buzo y acomodé todo en su lugar.

-Perdón, enana, yo....

-No, Ramiro. No pidas perdón. El daño ya esta hecho. -me tiré en la cama y vi un mensaje de mi hermano. Bueno, después lo leería.

-Gorda, yo sé que hice las cosas mal, no soy perfecto y no me quiero excusar con eso. No quiero lastimarte, sos lo más lindo de la vida y no quiero perderte nunca. Sé que esto que hice estuvo mal, y me hace sentir la peor mierda del mundo, pero acá estoy, pidiéndote perdón. ¿Podes valorarlo?

-Sí, yo valoro todo lo que quieras. Pero si yo me hubiera sentado con Nico, aunque sea mi mejor amigo, y te hubiera dejado solo a vos te hubieras puesto igual e incluso peor. Ponete en mi lugar un segundo. Además recién la conoces a la minita, no es tu amiga de hace tiempo, la conociste ayer. -suspiré y me miró.

-Perdón, hermosa. -dijo cabizbajo, y yo me limité a asentir.

-Está bien, Rama. No te hagas problema. Ya fue.

-¿Me perdonaste? -me miró y asentí, se acercó a mi y me besó. Lo extrañaba. Por Dios, que idiota te hace el amor. -Te extrañé, amor.

-Y yo a vos, pero estaba enojadísima. -volvió a besarme y se sentó al lado mío.

-¿Qué hiciste con tu hermano? -preguntó.

-Fui a combate, y después fuimos a comer. Igual me fui temprano y dimos unas vueltas por ahí. Me aburrí en combate, ni bola me dio Gonzalo, pero lo esperé a que terminara así me traía para acá. -dije y apoyé mi cabeza en su hombro. Él empezó a acariciarme el pelo. Me rejalé unos minutos y pensé... de la nada se me vino una frase a la cabeza: "Pensar que todo ser humano quiere tocar el cielo con las manos y yo lo estoy abrazando." Y entonces lo abracé y lo besé como nunca antes lo había hecho. Él me respondió el beso inmediatamente. Luego de eso, sin decir nada más, hicimos el amor, porque no podíamos llamarlo sexo. Nos acostamos y dormimos, era increíble la paz que me transmitía su respiración, y la tranquilidad que sentía de solo tenerlo al lado mío y sentir su presencia. A la mañana siguiente me desperté temprano, Ramiro seguía durmiendo y yo no dudé en despertarlo. -Nayar... despertate. -dije y acaricié su pelo. Él abrió sus ojos y parpadeó para acostumbrarse a la luz. -Buen día, mi amor.

-Buen día -dijo con voz de dormido -¿Dormiste bien?

-Sip, re bien. -le sonreí y me levanté. Fuí al baño a lavarme los dientes y me cambié con un pantalón gris, un buzo negro unas zapatillas blancas. Un rodete en el pelo, un poco de perfume y listo. No necesitaba más. Salí y Ramiro no estaba, tocaron la puerta y, pensando que era él, abrí. Pero no. Era Macarena. Bufé y la miré. -¿Qué haces acá?

-¿No esta Rama? -preguntó ignorando lo que yo le había preguntado antes.

-¿Y a vos que te importa? -pregunté.

-Ah, no, porque ayer lo cambiaron a mi habitación, no sé si te contó. -mi corazón se hizo chiquito y sólo había dolor. ¿Por qué no me lo había dicho?

-Sí, me contó. Pero no está. Lo siento. -cerré la puerta y me deslizé hacia abajo.

Respiré hondo y traté de calmarme. Bueno... ya va a pasar... eso espero.

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Hola hola holaaaa. ¿Cómo estan? No sé si seguir la historia porque no comentan mucho

Besos!

Mi elegido {ramiro nayar}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora