No puedes evitar que el sol y la luna se encuentren.
▼El amor prohibido, que destruyó a toda la Galaxia. Un Jedi y una Reina no puede estar juntos. Ni separados. ▼
Historia 💯 % mía
No esta completamente basada en la Historia de Star Wars solo co...
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🜚
Era doloroso.
Shak estaba sufriendo al igual que yo, ver lo ahí sin despegarse de Padme. Era doloroso, compartíamos ese mismo dolor en común. Yo, había perdido a mi Maestra, a Matt.
Y sobre todo al hombre que amaba, porque eso en lo que se convirtió. No era Anakin, el estaba muerto lo vi caer, justo donde mis pesadillas terminaban. Siempre ese mismo lugar, perdí a la familia que alguna vez fuimos.
Perdí a mi Anakin.
A pesar de que trataba de ser fuerte, todo eso era mucho más fuerte que yo. Todo ese dolor me estaba matando de algún modo, me resistía a creer todo eso, pero era la cruel realidad. Una de la que yo quería escapar.
Podía sentir, como toda la fuerza abandonaba el cuerpo de Padmé. Era triste que estuviera en esa cama sin poder reaccionar. Shak, lo podía sentir es por esa razón que no se despegaba de ella.
Traba de calmarlo y consolarlo.
¿Pero quien lo hacía conmigo?
Los gritos que escuché, cuando aún estaba en Mustafar, eran los de Shak y Padmé. El maldito de Sidious traicionó a Anakin, después de muerto me quería eliminar. Pero no fue a mi, a quien encontró.
Mi Anakin ya estaba muerto y era una realidad que tenía que aceptar. El murió justo cuando se pasó al Lado Oscuro, no podía saber nada más.
Dornis no se podía comunicar, con el Imperio.
No permitiría que nadie entra aquí, solo fueron dos días los que estuve inconsciente. Y mi gobierno en Scarif se fue al carajo, Sidious logró quitarme dos de mis planetas. Esos planetas que mis antepasados conquistaron con paz, sin guerra.
Todo era demasiado doloroso para poder aceptarlo.
Pero la voz de Shak me sacó de mis pensamientos.
— Por un momento cedí al Lado Oscuro. — su voz sonaba apagada. — Cuando intentaron matarme, Padmé, disparó para protegerme. Mientras escondía a Leia.....Y después vi como un disparo impactó en su pecho, traté de darle un poco de mi energía.
El dolor que había en la voz de Mirôs, era demasiado. No podía creer que este era el mismo Shak Mirôs, ese hermano de la luz. Ese Veneyecit tranquilo y sabio.
— ¡Sentí, como todo ese enojo salió de mi! — espeto con aspereza. — Use la fuerza, el arma más sagrada para nosotros los Veneyecit..... Los mate.