Capítulo 28

45 9 0
                                        

- ¿Que...?

Ella me observó detenidamente. Podría notar como palidecía más por cada segundo que pasaba.

- Erin, ¿estas bien?

- He estado mejor... Pero si, lo estoy. No hay nada de que preocuparse. Solo me gustaría saber quién lo hizo... Me gustaría saber quién mató a mis padres y a Madelene -Suspiré rendidamente. Odiaba hablar sobre eso.

- ¿La policía no se ha contactado con tigo? ¿Tan siquiera te han hablado?

Negué. La verdad es que era extraño que no haya tenido ningún pequeño intercambio de palabras con la policía, era como si se hubieran olvidado completamente de mis padres.

Hablamos unos diez minutos más sobre eso. Recordaba a mis padres y sentía que lloraría en cualquier momento, no sé si era por lo que hicieron o porque en verdad los extrañaba.

- Cambiemos de tema, ¿está bien? -Hablé y comenzamos a jugar al mismo tiempo que conversábamos, esto es habitual-. ¿No has oído acerca de un empleo para mí?

- Si me hubiera enterado sobre uno lo habría hablado con tigo, ¿no crees?

- No lo sé. Hey, estoy ganando -Presumí al ver que alcanzaba un puntaje mayor que el de Kelsey-, te quedarás atrás.

Unos golpes en la puerta nos interrumpió. Pausé el juego y supuse que era Dean; el se había ido sin avisarme.

- Kelsey... Tengo el cabello así, no pienso abrir la puerta de esta manera.

Ella entrecerró sus ojos y se dirigió a la puerta

Esa era su voz, Dean, estaba allí. Corrí hacia la ducha para lavar mi pelo. Debo decir que no me demoré tanto como creía. Luego de cambiar mi ropa por otra limpia baje hacia el salón y note a Dean y Kels jugar Guitar Hero.

El realmente era bueno en esto.

Observé como jugaban, sin que notaran que yo estaba allí. Luego de que Dean venciera a mi amiga por una gran cantidad de puntos decidí acercarme.

- ¡Erin! -Dean me abrazó y besó mi mejilla. Le mire confundida, el solo se encogió de hombros-. No sé que acabo de hacer.

Esta vez fui yo quién se encogió de hombros.

- Tu... tu cabello, ¿es más oscuro? -Preguntó apuntando a, ahora, mi negro cabello- Te ves aun mejor. Podrías hacerte pasar por una cantante de rock, de seguro nadie dudaría de que no eres una.

- Vamos Dean, a que sabes hacer mejores cumplidos que ese -Kels palmeo su espalda un par de veces mientras que soltaba unas carcajadas. Puse un dedo en mis labios mientras que evitaba reír. Dean estaba avergonzado, y de alguna forma, eso lo hacia ver tierno. Jugué con mis labios esperando a que Kelsey detuviera sus burlas hacia Dean sobre su mal "coqueteo".

Debería de defenderlo... debería.

- Dean, ¿has leído alguna vez un libro sobre coquetear? Créeme muchacho, existen, y te ayudarían demasiado. Esos libros fueron creados para personas como tu -Mordí mi labio negando. Kelsey era verdaderamente molesta cuando se lo proponía- Pero, oh dios... Erin, ¿sabes cual es la mejor manera de tirarse a una chica? ¡Quitándole sus bragas cuanto esta borracha!

Y ahora lo entendía todo. Kelsey estaba tomando una muy pequeña venganza sobre la vez en que ella se emborrachó y Dean la convenció de quitarse su ropa interior.

- ¡Oh, vamos! Eso es tiempo pasado. ¡Era solo una mala broma!

- ¡Te querías aprovechar de mi!

Esperen, ¿qué?

Dean rió, echando su cabeza hacia atrás- ¿Aprovecharme? Claro que no. Es más, tu gritaste que no te detuvieran ya que estoy bueno, ¿no?

Esta vez fueron las mejillas de Kelsey las que adquirieron color. Un color muy rojo.

- Como sea -Murmuró Dean realizando un ademán con su mano-. ¿Han entrado con las llaves que deje bajo el tapete de la puerta?

- ¿Has dejado las malditas llaves debajo del tapete? ¡Entramos por la ventana!

El rió, cruzando sus brazos y subiendo sus cejas. Debía de creernos las tías más tontas de todo el país.

- ¿Mañana por la noche pueden ir a una fiesta? -Preguntó. Kelsey me dio una mirada cómplice; ahora entendía cuando dijo que podía cambiar de planes.

- Claro -Sonreí, mientras que yo asentía y Kelsey negaba. De todas formas, la familia de Kels podía sumarse a los planes de ella y su madre, y yo solo quedaría como alguien que se escabulló entre ellos sin ser invitada.

- Creo... creo que yo debería irme de acá. Llamaré a mi madre y le ayudaré con las compras para mañana... Adiós Erin, y Dean -Sacudió su mano, agarró su bolso y se marchó, cerrando la puerta tras ella.

Apagué la consola y me dirigí hacia la cocina. Quería tomar algo.

- ¿Tienes sed? -Pregunté. Tomé la Coca-cola del refrigerador y cogí dos vasos, dándole la espalda a Dean.

- Tengo hambre, y no precisamente de comida -Murmuró. Sentí como sus dos manos se deslizaron por mi vientre, bajando de a poco. Por alguna razón se sentía bien-, ¿quieres que siga, Erin?

Mordí mi labio y apreté uno de los vasos, logrando que mis dedos se tornaran blancos por la fuerza. Moví mi cintura intentando apartarlo, pero no funcionó. Sus dedos acariciaban cada centímetro de mí, erizando mi piel por completo-. P-para -Emití en un hilo de voz. Por primera vez me había sentido así de débil.

Cogió mi brazo y me giró, quedando a solo unos pocos centímetros de distancia. Aguanté la respiración mientras que veía como una sonrisa traviesa se formaba en la cara de Dean.

Podría golpearlo por ser tan condenadamente atractivo.

- Mi única obsesión es fumar -Sonrío, acariciando mi mejilla con su dedo índice- y créeme, que lo único que podría reemplazar al cigarrillo son tus labios.

Tomé con una mano su camisa y lo acerqué, uniendo sus labios con los míos.

Era el beso más delicado que alguien podría recibir. Me besaba prácticamente teniendo miedo a que mis labios se rompieran si es que lo hacía más fuerte, me besaba como si fuera de porcelana. Sonreí contra su rostro, a mitad del beso. Mientras que el hacia pequeños y suaves círculos por mi piel en mi espalda baja.

Me atrevía a decir que besaba mejor que Thomas, muchísimo mejor.

Entre dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora